Atrapados en lo urgente

Apareció un hombre colgado de un puente de la Ciudad de México, en Iztapalapa para ser precisos. Un conflicto entre bandas y temas del penal cercano, asegura la autoridad.

Escalofriante imagen. De esas que te ilustran de golpe todo lo que está al revés en nuestra ciudad y en nuestro país.

Si uno abre las páginas de los diarios, ahí donde cuentan las cosas de la ciudad, las notas del DF, descubre que no hay agenda. No hay temas. Lo que hay es una mezcla casi histérica de temas.

Pleitos en la Asamblea Legislativa por dinero y poder. Todos metidos en el ajo. Tirios, troyanos y puros. Todos quieren espacios de poder, de control y de presupuesto. Aquellos que gobernaron delegaciones ahora quieren poder para perseguir a unos y tapar sus propios despilfarros.

Luego están los delegados, entre el show cómico-musical de Monreal y la mediocridad rampante en las otras administraciones, llenas de periodicazos de que no les dejaron nada aunque no haya una sola demanda penal por robo.

Y luego, estamos usted y yo. Con nuestros temas que suenan ínfimos. Perros envenenados que movilizan hasta a los grandes funcionarios de gobierno, proyectos inmobiliarios indescriptibles en su desaseo y corrupción, parques abandonados, migrantes hacinados en oficinas administrativas, jueces que cobran 500 pesos para acortar de 36 a 20 horas la condena en el Torito.

Ruido. Ruido. No hay agenda, no hay temas, no hay debate de futuro.

Hoy la ciudad está secuestrada por la mediocridad de su clase política, de sus ciudadanos y, lo más grave, de sus ideas.

¿Qué ciudad queremos?, ¿con qué movilidad?, ¿con qué tipo de áreas verdes? ¿Con qué tipo de comunidad?

Urge que se construya una agenda de la ciudad, una que nos ayude a todos a poner un grano de arena en la construcción de una mejor urbe, y no sólo a vivir a la defensiva, denunciando los atropellos del día a día.

Atrapada la Condesa en sus mascotas, Iztapalapa en sus narcomenudistas, Polanco en su Masaryk, la Del Valle en sus obras irregulares, todos están en lo urgente. Y nadie concentrado en lo importante.