“Breaking Bad ¿Qué?”, por @ruleiro

Antes que nada, quisiera aclarar un par de cosas. La siguiente columna no ha sido planeada con afán de molestar. Tampoco busca crear polémica gratuita. Solo es la opinión, simple y llana, de un entusiasta de la televisión sobre un programa que a mucha gente le gusta y que para algunos sirve como motivación suprema para saldar el recibo del Cablevisión o del SKY mes tras mes. Espero que nadie se ofenda. No deberían, pero he notado que hay personas que se sienten ultrajadas cuando desde una tribuna como esta se cuestiona algo por lo que siente gran simpatía o afecto, como si fuera un asunto personal, que por supuesto, al menos en este caso, no lo es. Hablemos pues, de Breaking Bad. Estamos ante una serie de televisión prácticamente incuestionable. Se ha hecho de un público amplio y muy devoto en todo territorio en el que se ha transmitido. La crítica especializada no le escatima elogios y temporada tras temporada recibe reseñas extraordinariamente buenas. No son pocos los especialistas que han declarado que la obra de Vince Gillian —su creador— es de lo mejor que se ha visto en la historia de la televisión. Su propia industria ha sido generosa a la hora de entregarle premios y condecoraciones: sus productores, guionistas y actores han cosechado una cantidad notable de Emmys, Globos de Oro y todos los trofeos que otorgan los diferentes gremios hollywoodenses. Pero comparada con otras series como Los Soprano o The Wire (e incluso con Mad Men, Games Of Thrones y hasta Boardwalk Empire) que han llevado la narrativa televisiva a planos insospechados, Breaking Bad resulta derivativa y predecible. Para los no iniciados: Walter White, es el personaje principal, un brillante pero temeroso maestro de química que al ser informado que padece cáncer de pulmón decide proteger a su familia de cualquier infortunio financiero ingresando al negocio de las drogas. Con sus conocimientos elabora metanfetamina de primera, que rápidamente se vuelve un éxito de mercado. ¿Un personaje principal que es simpático pero monstruoso? Ya lo habíamos visto. ¿El mundo del crimen organizado entrelazándose con la vida familiar? También. ¿El jefe de familia suburbano que para salvar a los suyos se tiene que meter al mundo de las drogas? Ya. Se llamaba Weeds. Además, Breaking Bad tiene cosas que parecen sacadas de la manga o de un churro barato, como eso el cuñado que trabaja para la DEA (¡Qué casualidad!) y siempre está a punto de descubrir la vida secreta de White, el patiño lelo e impulsivo que siempre empeora todo o la esposa fisgona que mete en aun mas problemas al protagonista. No niego que tiene grades cosas, como por ejemplo la destacadísima actuación de Bryan Cranston, un virtuoso que interpreta magistralmente a White y su compleja gama de sentimientos. Hay sorpresas y sobresaltos, pero en cambio hay que chutarse escenas en las que los narcos mexicanos no hablan ni bien español o con acento puertorriqueño en el mejor de los cases. Detalles como este último hacen que se la serie de repente luzca barata, poco cuidada, empañando sus virtudes. Yo insisto, es una serie menor. La veo, la disfruto, pero no pertenece al Olimpo. A menos, claro, que su final, que ya se acerca, la redima. Ya veremos.

(RULO)