Ciudad de necios | La culpa es de los chilangos

Opinión

Necios que votan por los de siempre para que nos vean la cara como siempre.

 

Cuando Ricardo Monreal dijo que para diciembre se iría a “dormir mucho”, nos restregó algo que a los chilangos nos cuesta uno y la mitad del otro aceptar: no sabemos elegir a nuestros administradores. Somos maletas en eso de votar por quienes sí van a hacer bien la chamba por la que fueron elegidos.

Monreal está “cansado” al estilo de Jesús Murillo Karam cuando ya no quería responder preguntas sobre Ayotzinapa. “¡Jaime!”, gritó Monreal a su sirviente desde el otro lado de algún palacio chilango, “tráeme un jugo de naranja y remoja mis piecitos en agua tibia con hojas de jazmín y bergamota para que se me deshinchen, porque estoy cansadísimo de gobernar a tanto tepiteño, hipster y chilango malagradecido. Me les voy, me les voy, pero antes, pásame la crema de pepino de tundra del Himalaya que me pongo en las ojeras para dormir el sueño de los justos. Gracias, Jaime, puedes retirarte”.

Así. Y mientras, la delegación con tantos pendientes. Monreal decidió bajar la cortina de su administración. Ya no más. Se acabó, se les va este querubín. No importa el periodo por el cual fue “contratado” en las urnas. El descaro y el berrinche vinieron después de su reunión con Andrés Manuel, en la cual decidió no dejar Morena y aceptar con recelo (y la bilis sin control) que alguien más (Claudia Sheinbaum) le quebró el sueño/ambición de ser candidato a Jefe de Gobierno en ese partido.

Sería facilísimo reclamarle al cansado Monreal por no cumplir lo que prometió: tres años de administrar una de las delegaciones más importantes de la ciudad. Nada novedoso sería gritarles sus verdades y unas cuantas mentadas a delegados, diputados locales y federales de todos los partidos que representan a los chilangos que nos dejen la chamba botada. Pero no, la culpa y responsabilidad absoluta es de los chilangos, de nosotros, los que votamos por ellos. La culpa es de los chilangos a los que nos ven fácilmente la cara cuando nos piden el voto los candidatos y no solo no cumplen lo que prometieron en campaña, sino que además se van de las oficinas mucho antes de terminar su periodo.

Como Monreal, hay decenas de funcionarios públicos en CDMX que fueron elegidos para determinado cargo con un periodo que cumplir, pero que faltando nueve, 10 o 15 meses dejan el puesto para buscar otros y saltan cual chapulines ingobernables, o para regresar a sus negocios en la iniciativa privada o simple y sencillamente para hacer algo que conviene más a sus intereses y no al interés de quienes votaron por ellos. Los hubo, incluso, quienes ponían a sus esposas como candidatas a determinado puesto y luego les exigían pedir licencia para que ellos o alguien más de la tribu ocupara su lugar. Chido. Ya nos agarraron de sus puerquitos.

Ya los tenemos muy mal acostumbrados. Y como saben que a los chilangos casi todo se nos olvida, pues nos la siguen aplicando una tras otra.

Ahora que comienza el proceso electoral para cambiar a la Asamblea Legislativa, para elegir a nuevos delegados y Jefe de Gobierno, no estaría mal revisar el pasado de todos los candidatos y ver quiénes dejaron su anterior chamba botada. No estaría mal, además de informarnos de su patrimonio, de su plataforma, sus relaciones de intereses, su historial de corrupción y honestidad, saber si están dispuestos a terminar la chamba por la que los vamos a elegir. Y es que, a veces, se les olvida que son nuestros empleados, que en sus manos dejaremos decisiones importantes que pueden volverse torturas cotidianas en nuestro entorno chilango, además de miles de millones de pesos y recursos que son lo único que tenemos. ¿Hasta cuándo nos cansaremos nosotros de esa clase política?

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