Decidir

Durante la presentación del libro Recordar a los difuntos, del médico y escritor Arnoldo Kraus, en el marco de la Feria Internacional del Libro, el doctor Juan Ramón de la Fuente –presentador del libro junto con la actriz Ofelia Medina– desvió un poco la atención del magnífico texto de Kraus, enfocado a obligarnos a pensar en la muerte de nuestros seres queridos, para abordar la urgente necesidad de legislar acerca de dos temas que giran en torno a una misma idea: la libertad del individuo para decidir cómo quiere vivir o terminar su vida.

En el panel hablaron los tres ponentes acerca de la eutanasia y de dónde se encuentran los límites de la dignidad humana. Dijo Kraus cosas como: “La muerte es un asunto de los vivos” o “Hay casos en los que el tratamiento a pacientes los ayuda más a prolongar la muerte que a prolongar la vida”. De la Fuente fue enfático al respecto y dijo que si bien presenta matices y bordes polémicos, el derecho a morir debería de ser un asunto consustancial a la libertad humana.

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En la misma línea, De la Fuente saltó al tema de la mariguana y aplaudió la reciente decisión de la Suprema Corte al respecto. Hace un par de días el extitular de la Comisión Nacional de Seguridad Manuel Mondragón volvió a la carga sobre el tema y, de nueva cuenta, intentando disfrazar su lógica reaccionaria a través de argumentos poco sólidos, suscribió un comunicado firmado por la Secretaría de Salud y la Comisión Nacional Contra las Adicciones, en el que se afirma “que la mariguana genera repercusiones negativas en el ámbito familiar y en el tejido social, y que en los menores de edad se suscitan un cambio de valores, bajo rendimiento y deserción escolar” (Reforma, 30 de noviembre).

Resulta escandaloso que en un país deshecho por la pobreza y la violencia, con índices de marginación y escolaridad paupérrimos, Mondragón pretenda apuntar hacia la mariguana como una amenaza para los niños y los jóvenes. Más allá del debate puntual sobre la mariguana, cuya amplia bibliografía acaba de abonar un nuevo escrito por Juan Ramón de la Fuente titulado Marihuana y salud, y cuyos peligros han sido desestimados en los sitios en los que ha sido legalizada para su consumo recreativo, el excomisionado debería considerar que la prohibición no ha alejado a las drogas de nadie, acaso todo lo contrario. Hoy en día es más fácil que en cualquier otro momento conseguir mariguana u otras sustancias mucho más potentes en unos cuantos minutos. Sólo que la demanda de los consumidores –que como bien dice un cocinero de anfetaminas en la estupenda película Tierra de Cárteles, no va a terminar nunca– tiene que pasar por la cadena del narcotráfico.