¿Dónde está el soldado Fredy?

Fredy Nava Ríos, joven de 17 años, nacido en El Cucuyachi, Atoyac de Álvarez, se enlistó en marzo de 1997 al 49 Batallón de Infantería del Ejército mexicano.

En ese tiempo, la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario emboscó varias veces a vehículos castrenses a lo largo de las montañas y costas de Guerrero. Las bajas militares, nunca reconocidas públicamente, ascendieron a decenas de soldados. En la Ciudad de México, analistas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional procesaban la información que recibían de sus enviados y analistas establecidos en la entidad. Uno de aquellos reportes reseña bajo el escueto título de “Guerrero: infiltraciones”, la existencia de milicianos del EPR en las filas del Ejército Mexicano, haciendo trabajo de espionaje para el grupo guerrillero.

Después de Oaxaca, el estado de Guerrero es uno de los estados que más proveen de tropa a las fuerzas armadas del país. Ante la miseria lacerante de la región y la falta de oportunidades para mejorar sus condiciones de vida, muchos campesinos guerrerenses emigran a los Estados Unidos o se incorporan al Ejército, como soldados rasos. Fredy Nava parecía ser uno de esos centenares de hijos de campesinos, pero según reportes de inteligencia de 1997, el joven había recibido preparación previa por el Ejército Popular Revolucionario, para entrar al Ejército e informar a la Comandancia del grupo guerrillero en la entidad los movimientos militares que se hacían en la zona, así como lo que se comentaba entre la tropa.

El reporte oficial apenas da cuenta del nombre de Fredy Nava y lo menciona como integrante de una célula eperrista que se dedicaba a vigilar los movimientos de las fuerzas armadas en la región de Petatlán. Después, el documento se enfoca en resumir diversos enfrentamientos y ataques del EPR al Ejército, en los cuales el grupo armado contaba con información proporcionada directamente desde las filas castrenses, según se explica.

En lo que no ahonda el escrito es en lo que finalmente ocurrió con Fredy Nava, el miliciano del EPR que infiltró al Ejército.

El 11 de junio de 1997, Manuel Nava Baltasar, papá de Fredy, presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos por la desaparición de su hijo. De acuerdo con el expediente CNDH/121/97/GRO/3485, “señaló que, el 30 de marzo de 1997, su hijo se enlistó en el Ejército mexicano, institución que lo envió a un curso de adiestramiento al 49 Batallón de Infantería en Petatlán, Guerrero, lugar donde el 29 de mayo de 1997 desapareció, precisando que durante las primeras semanas que Fredy fue al curso lo visitaba en su domicilio, pero tiempo después aquél no volvió a presentarse”.

Nava Baltasar cuenta que los sábados y domingos le otorgaban a su hijo días francos, mismos que pasaba con su familia en la comunidad El Cucuyachi. Sin embargo, tiempo después dejó de visitarlos, situación que les extrañó. Creyeron que se había quedado a divertir en Petatlán, Guerrero. Unos días después, se enteró a través de un soldado que: “Un sargento había detenido a su hijo y a dos de sus compañeros, y les habían aplicado toques eléctricos en el cuerpo para que confesaran que eran informantes del EPR “ y que los pobladores de su comunidad también pertenecían a ese grupo”.

Después de oír eso, el padre de Fredy acudió al 49 Batallón de Infantería, donde le informaron que ahí no se encontraba ya. Le aseguraron que, una semana antes, Fredy había solicitado licencia.

Desde entonces, a la fecha, no se sabe qué sucedió con el soldado Fredy.