Aires de cambio

Los años noventa están volviendo a México. Esta tendencia ya se había visto en varios frentes, de los cuales el regreso del PRI a la Presidencia de la República fue el más jodido. El Festival Acapulco (o Acafest) fue reactivado en 2012. Ese mismo año, Tovar y de Teresa volvió a presidir el Conaculta (como entre 1992 y 2000). En 2014, aprovechando el centenario de Octavio Paz, muchos poetas mexicanos volvieron a escribir con el temor reverencial de “qué va a decir Paz sobre este verso”, aunque Paz estuviera muerto. Ahora, como un signo más de este inequívoco ánimo retro, volvió la contingencia ambiental.

En días recientes, la Ciudad de México (me rehúso a utilizar las siglas: se ve más fantoche que decir “city manager”) volvió a superar los 100 puntos IMECA, como sucedió 337 días de los 365 del año 1998. Mancera ha cumplido así con su verdadero propósito: preparar las circunstancias atmosféricas para el regreso del PRI al Gobierno de la Ciudad de México. La falta de oxígeno en el cerebro de los capitalinos contribuirá a que se vote masivamente por el PRI. La alianza de la contingencia ambiental y el bombardeo de estupideces de la tele abierta operará como una lobotomía sobre unos ocho millones de personas. Se respiran aires de cambio.

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Una muestra clara de que el oxígeno es ya un bien escaso en la urbe es la cantidad de oligofrénicos posteando en Twitter la opinión de que la culpa de TODO es de las manifestaciones. Alguno incluso llegó a difundir la especie (adornada con faltas de ortografía) de que la culpa es del ciclotón. ¿Por qué no de una vez le echan la culpa a los niños que se disfrazan de abejitas para el festival de la primavera? Mi modesta proposición, en la estela de Jonathan Swift, es la siguiente: dejemos que la contingencia ambiental continúe un par de días más, a ver si esa gente entra en coma. Sus opiniones indican que no falta mucho para algún tipo de colapso.

En un ataque de genialidad malévola digno de un villano de caricatura, Mancera decidió el primer día de contingencia que los automóviles que violaran el Hoy No Circula no serían multados. Anunciar algo así es casi como instar a la población a incinerar neumáticos en los camellones de la ciudad. “El Gobierno de la Ciudad de México les recuerda que quemar llantas no está padre, pero si insisten en hacerlo, nos veremos obligados a… nada. Buenas tardes”. Se respiran aires de cambio.