El promiscuo DF, por @mariocampos

La vida política del DF está marcada por la promiscuidad. Tan sólo unos ejemplos: el candidato del PRI- Partido Verde en Benito Juárez, Xiuh Tenorio, saltó a la fama hace algunos años como destacado cuadro del Partido Nueva Alianza; la candidata del Verde para la delegación Miguel Hidalgo, Laura Ballesteros, llega a esa posición luego de años de ser una notable militante de Acción Nacional; tres de los ex Jefes de Gobierno que llegaron bajo las siglas del PRD, hoy ya no militan en ese partido.

El primero, Cuauhtémoc Cárdenas, recientemente impulsó un diálogo nacional que incluye a políticos y ciudadanos de todos los colores; Andrés Manuel López Obrador, todos los saben, es uno de los grandes disruptores de este proceso con sus candidatos de Morena, y su sucesor, Marcelo Ebrard, ahora buscará llegar al Congreso bajo los colores del Movimiento Ciudadano junto con varios de sus cercanos que hicieron del PRD su casa por muchos años.

¿Qué significan todos estos movimientos? Algunos los leen como actos de oportunismo, como la pérdida de referentes ideológicos o como evidencia de la ambición de partidos y políticos. Otros, en cambio, quieren pensar que lo que pasa en la Ciudad, como en otros puntos del país, es que estamos caminando hacia una especie de entorno postpartidista en donde las personas cuentan más que los institutos que los postulan.

Mi opinión es que hay un poco de todo. Sin duda en esta contienda hay algunos que se ven desesperados por no vivir fuera del presupuesto pero hay otros y otras que en su trabajo han demostrado resultados independientemente – o incluso en algunos casos a pesar- de sus propios partidos.

Por supuesto serán los electores los que deciden qué debe valer más. Se vale, claro, apoyar a una persona por sus propios méritos pero también merecen respeto quienes se toman en serio las implicaciones de votar por un partido. Para decirlo de otro modo, cada voto implica dinero para las bolsas de sus dirigentes y eso es algo que se debe considerar.

Ojalá después de esta experiencia la Ciudad de México dé el paso hacia un sistema en que se flexibilice la competencia. Porque lo que necesitamos son más opciones, no menos, y vale la pena abrir las reglas para que aquellos que valen la pena puedan buscar opciones ante los electores sin tener que pasar por la aduana de los partidos. Esa es, claro, la lógica de los aspirantes independientes pero con los candados que les pusieron, la batalla está muy desigual y muy cuesta arriba para quienes quieren apostar por esa ruta.

Ya veremos que nos traen las elecciones, pero al menos habrá que exigir que después de esta contienda, cambien las reglas para la competencia electoral en la capital del país.

(MARIO CAMPOS)