El último día en el primer día del otoño. 90.9

Como parafraseo del eslogan de lanzamiento de Radioactivo en 1992, para un cambio de estación un cambio de estación.

Cambio cantado desde hace semanas y en el tono y estilo denunciado.

El lunes, luego de una ausencia por enfermedad, Leonardo Arriaga regresó a su espacio de Ibero 90.9 titulado El Triste Turno. El regreso no era casual: ese día diría adiós a la estación.

Él y Antonio Espinosa Korno, su co- conductor, decidieron terminar su estadía en la frecuencia luego de las presiones, doble discurso y trato de los directivos de la carrera de comunicación y de la rectoría de la universidad.

Este es parte del comunicado que leyeron el lunes pasado en un triste capítulo de la radio capitalina.

“Durante estos años, fue impresionante ver a tantas personas compartiendo tu misma pasión por la radio; personas a las que no les importaba pasar las noches en la estación con tal de que el proyecto en curso sonara como uno lo había imaginado.

Ya no compartimos la manera en la que se trabaja en Ibero 90.9, por tal motivo este es el último programa en la estación.

Ibero 90.9 ahora es dirigida por personas que estuvieron sentadas en el mismo lugar durante más de 10 años sin hacer absolutamente nada relevante. Lo único que cumplían a la perfección era su hora de salida.

Personas a las que no les importa denigrar estudiantes con tal de demostrar autoridad.

Les pido (a las autoridades de la estación) que pongan atención a sus radioescuchas, que son lo más valioso que tienen.

Aunque insisto, dudo que lo hagan, no porque sean incapaces, sino porque son conformistas.

Me duele hablar así de mi lugar favorito del mundo.

GRACIAS A USTEDES, radioescuchas, que sintonizaron el Triste Turno día con día en Ibero 90.9”.

La Ibero respondió con un comunicado donde responsabilizaba a los locutores de su salida, dejaba sin explicación las acusaciones públicas en contra de ellos y otros y-lo más importante- seguía sin delinear el camino de la frecuencia luego de octubre.

Junto con Arriaga y Espinosa, salieron los locutores del programa Resplandor, el programa matutino y que era la bisagra de Triste Turno. Para las autoridades de la Ibero, son pérdidas menores.

Preguntas que me surgen.

En búsqueda de nuevos proyectos, ¿recortas uno de tus programas más exitosos? ¿Qué es eso, valiente, innovador, falso, una excusa?

Para quienes me dicen que “así son las empresas”: una universidad debiera ser ejemplo, no una réplica de la peor práctica administrativa.

Los cambios refrescan, pero la forma y tono de estos develan, desde hace semanas, la verdadera intención hacia el proyecto de comunicación de Ibero: acabarlo.

Últimos días del otoño.