“¡Extra, Extra. Fin de los periódicos críticos en Venezuela!”

Miguel Henrique Otero es el tercero de la generación al frente de El Nacional, periódico insignia en Venezuela fundado por su abuelo, un escritor de lectura obligada para Pablo Neruda y Gabriel García Márquez.

El día que entré en su oficina de Caracas, una llamada telefónica interrumpió nuestra conversación. Era la jefa de redacción del diario que hacía todo por convencer al Presidente del periódico de llevar más noticias en la edición del día siguiente.

-Eso significa acortar la vida de nuestro periódico y usted sabe que no lo podemos hacer -dijo Otero, quien traía puestos unos anteojos deslizados hasta la punta de la nariz y de vez en vez veía por encima del armazón.

Después de mucho tiempo sin publicidad algunas empresas habían decidido anunciarse ese día, por lo que el espacio para las noticias tan sólo daba cabida a cuatro o cinco temas en el momento en que las protestas subían de tono y las muertes de estudiantes aumentaban a 15.

El Presidente de El Nacional me acababa de decir que el papel con que contaba en la bodega tan sólo serviría para sobrevivir hasta mayo debido a que el gobierno de Venezuela le ha impedido la compra de nuevas bobinas. Al ser ese un país de economía cerrada la federación debe liberar dólares a las pocas empresas privadas que subsisten.

El rotativo que editaba más de 80 mil ejemplares diarios con más de 80 páginas cada uno ahora sale de tan sólo ocho páginas.

Por si fuera poco, una tarde antes de la entrevista la compañía periodística había dejado de sacar un diario de distribución gratuita después de 10 años, el primero en su tipo en Venezuela por falta de papel. En cambio el gobierno es dueño de uno también de distribución gratuita con más de 60 páginas.

Es que Nicolás Maduro ha endurecido la mano contra los medios críticos. Sacó del aire NTN24, televisora colombiana, por informar sobre las protestas; expulsó del país a Patricia Janiot de CNN y quiere eliminar de un plumazo a la prensa crítica.

Otero dice que al no tener el verbo y carisma de Chávez, Maduro ha sido más contundente contra los medios independientes.

El Presidente de El Nacional iba a bajar ese día a mostrarnos la bodega del diario donde tiene las bobinas, pero después se arrepintió. En su lugar envío a una de sus colaboradoras de mucha confianzas y entendí por qué él no fue con nosotros.

Ella se puso a llorar al ver que la bodega estaba vacía. Secó sus lágrimas y ofreció disculpas, pero dijo que hacía mucho no bajaba y le dolía constatar la nueva realidad.

Pero Otero dijo que aunque sea desde la clandestinidad y en una sola hoja El Nacional saldrá todos los días.

-¡No vamos a desaparecer!- advirtió.

Seguirá luchando contra las intenciones de homogeneidad informativa del régimen madurista al estilo cubano.

(ALEJANDRO SÁNCHEZ / @alexsanchezmx)