Chichis pa’ la marcha

El machismo mexicano es una bestia herida que no pretende dejar socavar su poder. Mientras más se habla de los derechos de las mujeres y de la necesidad de que pare la violencia de género, la bestia tira zarpazos, ruge y busca distraer con la estridencia y visceralidad de sus argumentos.

Hace un par de días la prensa mexicana dio cuenta de dos sucesos que tienen que ver con lo que digo: por un lado el caso de la policía de Escobedo, Nuevo León, Nidia García. A Nidia “alguien” le tomó una fotografía donde exhibe sus pechos en el interior de la patrulla en la que trabaja como policía. Es probable que su “falta” mereciera una sanción al interior de su agrupamiento (o no, si se hubiera mantenido en el ámbito de lo privado), pero no implicaba que esa fotografía se difundiera en todos los medios de comunicación gracias a la propia corporación que salió rápidamente a sancionar este “pecado”. “Alguien” a quien hasta ahora se le ha protegido tomó y subió la foto a internet sin consentimiento de la mujer policía, y a la policía de Escobedo le pareció que el delito donde había que poner énfasis era en el de ella y no en el de quien subió la fotografía a redes sociales, quien también podría ser un elemento de la corporación.

LEE LA COLUMNA ANTERIOR DE FERNANDO RIVERA CALDERÓN: AUTOPISTA A LA CHINGADA

Escuchando cómo se resuelve el tema en los medios electrónicos es común escuchar el argumento de que “pues quién la manda”, “para qué se deja tomar la foto”, “qué pendeja”, pero no se escucha nada del verdadero victimario, y ni siquiera la policía que ahora sin duda es víctima de todo esto ha podido señalarlo, al contrario, ha pedido disculpas públicamente por “el acto inmoral de mi parte”, pero no habla del verdadero acto miserable e inmoral que es difundir fotografías privadas en las redes sociales.

El mismo día en la prensa se consigna el hecho de que en Oaxaca dos mujeres policías fueron desnudadas y tocadas en sus partes íntimas contra su voluntad tras haber detenido al regidor de Hacienda de Santa Lucía del Camino, Jorge Alberto Gamiño, en un operativo de alcoholimetría. Al verse atrapado, Gamiño pidió refuerzos y llegaron varios policías a protegerlo y detener y abusar de las dos policías de tránsito. El caso está en manos de la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, la noticia ha tenido mucho menos vuelo mediático que la del “pecado” de Nidia en Nuevo León y las autoridades responsables no están atendiendo el caso.

Por eso y por miles de casos más así en este país es urgente sumarnos este próximo domingo 24 de abril a la Movilización contra las Violencias Machistas, de Ecatepec a la Victoria Alada (en Macholandia “El Ángel de la Independencia”) y gritar desde la calle que es de todas y todos nuestro repudio a todo tipo de violencia machista, ya sea económica, psicológica, física, sexual y social. Hoy, la lucha más importante en este país es por sus mujeres.

La bestia del machismo está herida y furiosa; es hora de cerrar filas para enfrentarla.