Leo DiCaprio como héroe mexicano

La verdad, no me esperaba que la gente fuera al Ángel de la Independencia a celebrar los premios Oscar para Leo DiCaprio, Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki, pero el acto dice mucho del valor simbólico del monumento y de la necesidad espontánea de apropiarse de una victoria que extrañamente no es de uno, o de la comunidad, sino sólo de los cineastas.

Desde que algunos de ellos han tenido éxito en Hollywood, la prensa cultural y de espectáculos todavía no sabe si interpretar el asunto como éxitos nacionales. Uno de los casos más absurdos es la insistencia en presentar a la guapa actriz Lupita Nyong’o como mexicana (o como keniana, para el caso). Nyong’o nació en México; de padres kenianos, se educó allá y regresó cuando adolescente a aprender español. Tiene un inglés británico y su formación como actriz se la debe a su formación estadounidense.

Existe un simpático debate entre Kenya y México. La prensa de ambos países reclama su fama como propia pues el Oscar a Lupita Nyong’o hace dos años representaba una de las pocas historias felices, lejos de la pobreza, la migración o la violencia. Nyong’o zanjó la cuestión cuando dijo a la prensa mexicana que ese premio le pertenecía a ella.

LEE LA COLUMNA ANTERIOR DE GUILLERMO OSORNO: PASEO SIN PANTALONES

Lo mismo pasó con el Oscar que ganó Alfonso Cuarón, el director de Gravity. Mientras la prensa nacional se refería al galardón como un premio al cine mexicano, Cuarón fue muy enfático al señalar que el reconocimiento no era extensivo para México.

La semana antes de esta edición del Oscar, el panorama nacional era este: depreciación del peso galopante, noticias de que la embajada de México en España había extendido todo su apoyo al exgobernador Moreira, campaña sucia en contra del Grupo Internacional de Expertos Independientes, el gobernador de Veracruz acosado por sus deudas y todas las revistas de sociales enseñando a la gente bien que fue a ver al Papa.

Por eso, si ayer hubiera estado en la Ciudad de México, habría salido a la calle junto con la inesperada centena de capitalinos a gritar “Leo, hermano, ya eres mexicano”. Me hubiera gustado apropiarme de algo que no me pertenece sólo por paliar la desazón política del domingo en la tarde, y me hubiera servido para leer con más calma la encuesta, publicada por El Financiero, sobre los punteros de los principales partidos: Margarita Zavala por el PAN, Miguel Ángel Osorio Chong por el PRI y Miguel Ángel Mancera por el PRD.

Pobre país. Necesitamos más héroes, aunque no sean los nuestros.