Intimidad revelada, por @drabasa

“Recibí un e-mail de ruptura”, dice la artista francesa Sophie Calle en su libro Prenez soin de vouz (Cuídese mucho). “No supe qué responder. Fue como si no fuera conmigo aquello. Terminaba diciendo: ‘Cuídese mucho’. Tomé la recomendación al pie de la letra. Pedí a 107 mujeres que me ayudaran a interpretar el e-mail. Que lo analizaran, lo comentaran, lo representaran, lo bailaran, lo cantaran, lo disecaran, lo agotaran. Que hicieran el trabajo de comprender por mí. Que hablaran en mi lugar. Una manera de tomarme mi tiempo para romper. A mi ritmo. En definitiva, cuidarme”. Esta iniciativa dio pie a una fascinante exposición (llamada igual que el libro) en la que se muestran los registros de los diversos actos de lectura e interpretación que las mujeres -bailarinas, cantantes, comediantes, cantantes de ópera, criminólogas, astrólogas, escritoras, matemáticas, artistas, etcétera- realizaron de la carta.

 Cuídese mucho se encuentra en su última semana de exhibición en el Museo Tamayo. La desconcertante fiebre causada por Yayoi Kusama eclipsó hasta cierto punto la espléndida muestra de Calle que lleva su intensa exploración sobre la intimidad de las personas al terreno de la decepción amorosa de cuya herida emana un fiel retrato de ese extraño estado de excepción que es el amor. La terminación del pacto amoroso muestra la gran dependencia que tienen las relaciones humanas en la complicidad. Cuando ésta se rompe, el lenguaje deja de ser común y la posibilidad de diálogo desaparece.

Las fotografías, los textos, los videos y las pequeñas instalaciones que contiene la muestra exceden por mucho cualquier afán por simplemente exhibir la personalidad narcisista y autocomplaciente del autor de la confusa carta de despedida objeto de la exposición. A pesar de que la mayoría de las reacciones oscilan alrededor de la solidaridad con Calle, una mirada cautelosa revela que existen pinceladas geniales que le brindan al expectador múltiples matices como por ejemplo la carta que una criminalista y fiscal envía a Calle que termina diciendo “después de todo, nadamos en el mar de la aventura amorosa bajo nuestro propio riesgo”, o la versión editada de la carta en la que Calle borra todo el texto y deja sólo las palabras clave conservando en esencia el mensaje pero evidenciando la inutilidad de las figuras retóricas que intentan, sin éxito, suavizar un mensaje que no tiene forma de ser transmitido sin una dosis de dolor.

El trabajo de Sophie Calle penetra en algunos de los ámbitos más privados de la existencia. En otros trabajos ha contratado a personas desconocidas para poder fotografiarlas durmiendo. O le ha pedido a su madre que contrate a un detective privado que la siga durante algunos días para observar cómo se ve su vida desde la distancia. En la intimidad se encuentran los rasgos más complejos y fascinantes de los seres humanos que lejos de las máscaras que nos colocamos en sociedad, dejamos que nuestro verdadero ser ande por el mundo sin la brutal represión que solemos aplicarle. Hay que agradecer, siempre, a artistas como Calle que nos ofrecen ventanas para asomarnos a zonas ocultas del alma en donde si miramos con atención siempre encontraremos algo de nosotros mismos.

(DIEGO RABASA)