‘Lolla 10’, por @goliveros

Chicago es el punto medio perfecto para el pensamiento liberal norteamericano. No tiene la paranoia que se respira en Nueva York y no vive la liviandad de San Francisco, pero combina ese aire cosmopolita de la capital de mundo con la bonhomía de la casa de Steve Jobs.

Chicago es la casa de Oprah y de Obama, de la discusión primaria sobre la liberación del alcohol en los tiempos de la prohibición y de la necesidad de aumentar la protección civil. El lugar de inviernos congelantes e incendios históricos.
Desde hace diez años, Chicago es también hogar de uno de los festivales musicales más grandes del mundo: Lollapalooza.

En un inicio pensado como festival itinerante, Lolla ha mutado para convertirse en el referente musical icónico de la Ciudad de los vientos. Algo difícil luego del complicado inicio y dificultades económicas que enfrentó en sus primeros años.
Ahora, las cosas han cambiado. El Grant Park de la Ciudad se convierte en territorio libre en distintos aspectos. Libre de restricciones en cuanto a géneros musicales: la multiplicidad de ritmos e inspiraciones ha transformado el primer fin de semana de agosto en parada obligatoria para descubrir y reafirmar qué viene en cuanto a Buzz musical en los siguientes cinco meses.

La posición de músicos y escenarios dan una clara idea de interés y prominencia. Del escenario principal a lo que antes era la carpa electrónica conocida como Perrys.

Lolla -como Coachella o Austin City Limits en Norteamérica-, es donde calibran fuerzas y energía disqueras, managements y bandas. Algunas salen triunfadoras y, otras, se esfuman entre el humo de marihuana.
Porque si algo hay en Grant Park dentro de Lolla es consumo. Consumo de comida rápida de autor. Consumo de ponchos, lentes, bloqueadores, aspirinas, limonadas, refrescos y cerveza. Consumo de vino y consumo de drogas. Aunque la ley aparece cuando la venta es descarada, el consumo y hasta el trueque es tolerado a niveles de aceptación. No es raro encontrar vendedores que se acerquen a ofrecerte mota como la que usa -dicen- el artista que está en el escenario.

Lo cierto es que Lolla reactivó la economía en su momento. Ahora que, según reportes, los buenos tiempos regresan a los Estados Unidos con un crecimiento del cuatro por ciento en el segundo bimestre, el festival será un reflejo de los tiempos por venir, incluido el tiempo político.

Si quiere ver algo de la edición 2014 de Lollapalooza, Red Bull transmitirá vía internet, en vivo, lo más importante de los escenarios.

Véalo en alto volúmen.

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(GONZALO OLIVEROS)