“Los tesoros de Casa Talavera”, por @jorgepedro

Le debo al general Miramón, o al joven macabeo que lleva su cuenta de Twitter, haber conocido al arqueólogo Óscar Roberto Basante Gutiérrez, encargado de las colecciones de Casa Talavera, construcción barroca que se levantó en 1680 entre el Callejón de la Danza (Talavera) y las calles de Puente Colorado (República del Salvador), Embarcadero (Roldán) y Puente Blanco (Ramón Corona), en el antiguo barrio de los mercedarios, que antes fue de curtidores y todavía antes de temascales.

Pocos se entusiasman con esta casa como Óscar, con rostro de Divino Rostro y sonrisa mayólica. Por eso le creo si dice que sus moradores originales no pudieron ser los primeros marqueses de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla, como suele contarse, sino una familia de clase media. Y me emociono cuando confirma el relato de Valle Arizpe acerca del primer elefante que se exhibió en la Nueva España, en uno de sus dos patios. Pero el arqueólogo no dedica su energía a acreditar o desmentir historias, sino a reorganizar el museo de sitio y la ventana arqueológica de la casa, que fueron cerrados al público en 2009 a causa de plagas y otros males.

En Casa Talavera se conservan las únicas estructuras arqueológicas de adobe de la ciudad, en donde se miran navajas prismáticas y “basura” de otros tiempos, por ejemplo sobrantes de piezas de talavera. Otros tesoros de esta casa de tezontle, basalto y chiluca son la ventana del siglo XVII ¡que aún funciona sobre República del Salvador!, las vigas de cedro, los pozos que se usaron para curtir pieles (único vestigio de ingeniería fabril en la zona) y el montón de objetos de la vida cotidiana que ponen a pensar que a lo mejor no somos nosotros los que viajamos al pasado a través de estos descubrimientos, sino que son ellos los que milagrosamente alcanzan el futuro.

Loza del período virreinal encontrado en Casa Talavera, en el barrio de La Merced

Por: Jorge Pedro Uribe Llamas

Óscar tiene unas 60 cajas con objetos que quiere catalogar porque su deseo es reabrir un museo arqueológico, pero también sobre la vida cotidiana. Sería el primero en la capital mexicana.

Me enseña, entre otras maravillas, una botella de vino de hace dos siglos, loza de cuando llegaron los españoles, porcelanas chinas, lentejuelas de plata y hasta unas cartas de amor o desamor del XIX entre un fraile y una habitante de la casa (¿acaso la fantasma greñuda que dicen que se aparece en el piso de arriba?) que se hallaron casi intactas protegidas por un tabique.

Carta de un fraile a su enamorada (siglo XIX) encontrada en Casa Talavera, en el barrio de La Merced

Por: Jorge Pedro Uribe Llamas

Me gustaría terminar con una descripción de las interesantes actividades culturales que ofrece Casa Talavera desde que forma parte de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, pero se antoja más compartir un pedacito de una de las cartas del fraile, prueba del dolor ante la indiferencia que muchos padecen en el barrio de la Merced, el Centro, México y el mundo.

“Sra. Da. Maria de Garcia: Lisencia os pido señora, para pronunciar mis lloros que contra ti ecometido para lograr los efectos, quiero comensar desde cerca para quedar satisfecho. Escucha, bella homisida, hermosa, Estrella de Venus A un ynfelis desterrado que por quererte se abisto abatidos de quidados. Y asi te pido Sra. Pongas en esto atencio que boi rrelatando. Con mi triste Corazon dime mibida que causa te edado; para que deste modo metrates confingimiento, y agrabios Sabiendo tu solamente, que esido tan desgraciado. que por querer atuamor de enbidia mean acabado: dime la ofensa quesientes que quedice tu corazon qual es el motibo di, para responderte llo sera lo pasado si, pues no tienen rrazon no de crer semejante cosa aunque ai lenguas beloses por mis ojos edeberlas des creditadas abases aunque te quenten, te digan y de mi amor se dispute no creas nada que engaño sera sueño manifiesto (…)”.

El arqueólogo Óscar Roberto Basante Gutiérrez y un Divino Rostro del siglo XIX en su oficina en Casa Talavera, en el barrio de La Merced

Por: Jorge Pedro Uribe Llamas

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