Se despenalizó el debate

El Presidente llevó a la sesión especial de las Naciones Unidas para discutir las drogas, en Nueva York, un parteaguas en la forma en que vemos las sustancias prohibidas.

No es la propuesta de la vanguardia ni la del pensamiento más progresista, pero no podemos dejar de reconocer que Peña Nieto escuchó el creciente clamor por descriminalizar a los consumidores de drogas. De todas las drogas.

Sin embargo, lo dicho allá y refrendado este jueves al terminar los foros de discusión de la mariguana sí es un gran primer paso en la forma de ver un problema: se despenalizó el debate.

Y lo que esto significa es que por fin podemos debatir si la mariguana, la cocaína, la heroína y cuanto estupefaciente exista debe ser legalizado o no, bajo qué condiciones hacerlo y a partir de evidencias científicas. Se despenalizó el debate y con ese paso se acabaron las excusas puramente morales para no entrarle de lleno a la discusión.

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La iniciativa de ley anunciada que opta por la ruta medicinal, terapéutica y científica reconoce en primera instancia que las drogas no son perversas. Aún no se publica la propuesta, pero por ahora falta el reconocimiento de las libertades de los mexicanos

Falta, por ahora, ampliar el derecho reconocido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a cultivar cannabis para consumo personal para poder terminar de entender que el consumo es un tema de salud pública y no de criminales.

En no mucho tiempo, quiero pensar, veremos iniciativas sobre la regulación del mercado de las drogas o los mecanismos que permitan recuperar la seguridad de todos.

Eventualmente, el crimen organizado ya no tendrá el control de territorios por el enorme poder corruptor de su dinero ganado con la producción y tráfico ilegal de drogas que le permite armarse y extorsionar. Eventualmente todos podremos decidir qué consumimos y la función del Estado será vigilar que eso no tenga veneno para ratas o algo peor.

La decisión debe ser de cada individuo y este es el primer paso para llegar a reconocerla. No es lo ideal, pero sí un paso del que no habrá vuelta atrás.