Manual del parquímetro de los huevos de oro

Estos son algunos consejos para fregarse a los automovilistas, aunque ellos tengan la razón. En sus manos tiene al parquímetro de los huevos de oro… ¡no lo desperdicie! Sáquele provecho y hágase rico (sin albur)

1 Arañadores: son los nuevos franeleros, esos trabajadores de las empresas operadoras de los parquímetros que se comportan como arañas sin educación (con todo respeto a las educadas arañas). Esos trabajadores sin criterio serán los nuevos abusadores, con la diferencia de que están ahora escoltados por agentes de Transa-Tránsito.

2 Ponga la araña aunque el automovilista tenga correctamente pagado el ticket y lo coloque visiblemente en el tablero. Si el necio conductor alega haber hecho lo correcto, amenácelo con llevarlo detenido.

3 Coloque las máquinas despachadoras de tickets lo más lejos posible una de la otra, de manera que cuando el automovilista estacione, se baje, encuentre una máquina, pague y regrese a su coche ¡la araña ya esté puesta!

4 La culpa nunca será de la empresa de parquímetros, sino del conductor. El arañador siempre tendrá la razón.

5 Vale madre si la máquina estaba lejos, si la máquina no servía, si estaba apagada o cualquier situación imputable a usted (empresario, trabajador o arañador), recuerde que la autoridad de la Ciudad de México siempre lo respaldará. ¡Los ciudadanos quééé!

6 Instale máquinas que no sirvan, que estén apagadas o dañadas. La culpa siempre será del automovilista que no encuentre a tiempo otra máquina que sirva.

7 Debe existir tolerancia con los ambulantes en las banquetas, con los franeleros que aún operan en las calles, con las patrullas que cobran moche o con los restauranteros que ponen mesas en el paso peatonal… ¡pero nunca con un automovilista honrado! ¡Aráñelo!

8 Las máquinas de parquímetros serán como máquinas del bingo: tragarán monedas, no imprimirán tickets o se apagarán de repente con el dinero del conductor adentro. No las repare, porque la casa pierde.

9 Recuerde que usted, como concesionario, es el nuevo amo y señor de las calles. Si los vecinos le exigen destinar el porcentaje que prometió de los cobros para la rehabilitación de sus calles… ¡Hágase como el tío Lolo (pendejo solo)! Y si insisten, ¡lléveselos presos a los méndigos!

10 Nunca sea ejemplo de empresa socialmente responsable. No se dé el lujo de ser una empresa ejemplar que se comprometa con una vida digna para los vecinos, automovilistas o peatones. La lana es la lana y ni que usted fuera la Madre Teresa.