El nuevo estratega de López Obrador

Opinión

La campaña de López Obrador ha hecho un fichaje de lujo. Si de por sí ya tenía a la presidencia de Enrique Peña Nieto y a los exgobernadores del PRI trabajando para hacerlo el próximo presidente gracias a sus escándalos de corrupción, ahora ha encontrado un nuevo actor que le dará un empuje mayor: Donald Trump.

Prueba de ello es la más reciente encuesta de El Financiero (22/11/16) que muestra que aun en el nuevo juego, AMLO sale como el favorito para ser residente a partir de 1 de diciembre de 2018. ¿Por qué? Porque a la pregunta de “¿A quién ve más apto y capaz para enfrentar a Donald Trump?”, 24% respondió que López Obrador. Una respuesta sobresaliente si consideramos que siete puntos abajo aparece Margarita Zavala (17) y que a 12 puntos de distancia se encuentra Miguel Ángel Osorio (12), el mejor evaluado de los aspirantes del PRI.

¿Qué puede explicar esta respuesta? Que Donald Trump es causa y efecto de un fenómeno muy preocupante: el regreso de los nacionalismos en el mundo. Efecto porque el ahora presidente electo de EUA no inventó la frustración con el libre comercio o con la globalización, aunque sí tuvo la habilidad de nombrar ese enojo y de ponerle una forma comprensible para muchos bajo el lema de “Make America Great Again”. En ese sentido, Trump es el reflejo de un malestar que recorre el planeta.

Pero Trump también es causa de este fenómeno, porque su discurso —construido para exacerbar el malestar— ha generado, como es natural, una reacción en los destinatarios de sus ataques. Ese parece ser el caso de identidad latina en Estados Unidos —que en vez de diluirse tiende a fortalecerse— y de la identidad mexicana, que de pronto parece vivir un rebrote del discurso nacionalista.

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Y es así donde el perfil de López Obrador tiene más probabilidad de éxito. Porque su visión responde a un México de hace cuatro décadas, a uno que se explicaba en un lenguaje distinto del que hemos vivido desde el tiempo de Carlos Salinas. En sus propuestas, AMLO habla poco del mundo y cuando lo hace siempre aclara que él no critica a otras naciones para que tampoco se metan con el país.

¿Es positiva esta visión? Según la encuesta, sí para muchos. Pero hay que tener mucho cuidado. Primero, porque el mundo —y yo diría que por fortuna— es muy distinto al que respondía esa visión. Porque más allá de la independencia formal de los países, la interdependencia económica es evidente; porque hoy se ha entendido que en temas como derechos humanos, no hay fronteras que valgan; porque los flujos de dinero, bienes y de millones de personas han hecho el mundo más complejo que como era antes de esta ola de integración. Y sobre todo porque hoy millones de jóvenes en el mundo tienen una noción distinta del planeta —incluyendo temas ambientales— y saben que los conceptos de soberanía e independencia están definidos de forma distinta.

Sin embargo, todo indica que los nacionalismos estarán en boga, que las promesas de encerrarse en las fronteras como si fuera una solución milagrosa estarán creciendo en todo el mundo, y que en Donald Trump como presidente de EUA, el nacionalismo de AMLO tendrá un gran promotor como respuesta a sus agresiones constantes al país.

Habrá que ver cómo responden el resto de los actores políticos al nuevo entorno, pero por lo pronto parece que la llegada de Trump a la Casa Blanca le ayudará a López Obrador a despachar en un par de años en Los Pinos. Ya veremos.