La histórica marcha (que nadie vio)

¿Cuáles habrían sido las imágenes de los diarios si 300 mil personas hubieran marchado en México contra la corrupción? Seguro habría sido tema de primeras planas, numerosos columnistas habrían dedicado su textos al tema y en no pocos diarios internacionales habría sido objeto de análisis y reflexión. ¡300 mil personas!

Pues algo así pasó en México en las últimas semanas y no le hemos puesto suficiente atención. Y no lo hicimos porque en vez de ser una gran marcha nacional lo que ocurrió fue en realidad todavía más complejo, porque esas 300 mil personas no solo decidieron salir de sus casas para expresar su enojo con el rumbo del país sino que decidieron ir más allá.

Con su credencial de elector y su firma salieron a diversos módulos, en las calles, en los cines, en universidades, para expresar su respaldo a una iniciativa ciudadana -llamada 3de3- que propone nuevas reglas para combatir la corrupción. El tema, insisto en ello, tiene más mérito porque no se queda solo en la protesta, sino que se mete en el cambio de leyes y porque involucra a la gente en el proceso legislativo como nunca antes había ocurrido.

Claro, eso no significa que la ley sea aprobada. En cualquier país democrático la sola presentación debería bastar para ser un tema de urgente resolución. ¿Por qué? Porque 300 mil personas merecen ser escuchadas. Acá no, porque los políticos hace muchos años que viven en su propio mundo, en que el reparto del poder y los privilegios poco tiene que ver con la ciudadanía.

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Pero ojo, esta historia no se trata de los políticos ni de su (inexistente) sensibilidad sino de la capacidad de los ciudadanos de movilizarse y empezar a hacer algo por cambiar su realidad.

Por eso vale la pena dedicarle estas líneas al tema, por eso deben sentirse muy orgullosos los promotores y cada uno de los participantes, por eso el resto de la sociedad (incluyendo a los medios) debe darle el lugar que se merece a esta gran historia de los cientos de miles que dieron un paso contra el saqueo, contra la impunidad.

Porque así como le damos tiempo a las malas noticias, a los abusos, a los excesos, a los casos de corrupción, también tenemos que reconocer(nos) lo que se hace bien, lo que va en el sentido correcto.

Porque en el camino para salvar a México es necesario rescatar primero la confianza en nosotros mismos y en que podemos hacer mucho para construir el México que merecemos y no el que hoy tenemos.

Celebremos por eso, y porque puede ser el principio de un gran cambio, la silenciosa y gran marcha de los 300 mil.