NOTICIAS DESDE MÉXICO

Querida amiga,

Empiezo robando palabras a Cortázar: No te escribí antes porque (y aquí el paréntesis me evita una larga lista de explicaciones aburridas e innecesarias). En tu última carta me preguntabas cómo está México porque hasta Argentina quizás no llegan noticias verdaderas. Me gustaría narrar cosas lindas, pero la situación acá se ha deteriorado al grado de que cuando alguien pregunta “¿cómo estás?” respondemos “bien para ser de este país”. Sobrevivimos gracias a los correosos y desgastados sueños compartidos de un mejor futuro, a los mezcales en la mesa, al humor negro que nos sirve de paraguas.

Han sido días opacos (no sólo por la contingencia ambiental que llegó a borrar los volcanes, acortó el horizonte y se atascaba como la rabia en la garganta). Nuestra ciudad que latía a la izquierda fue reentregada al PRI en una burda maniobra de crear un nuevo constituyente de antemano mayoriteado. La inseguridad se desató como aguacero. Pemex va a la quiebra. El salario mínimo es tan fiel a su minusculidad que crea indigencia. La Constitución será cambiada para permitir al ejército seguir en las calles.

El regreso del PRI a la Presidencia fue como subirnos a una cápsula del tiempo que aterrizó en los 70, o quizás en la Rusia actual. Apenas esta semana la burocracia que nos gobierna negó la visita al relator de la tortura de la ONU, emberrinchada porque afirmó que en nuestro país se tortura sistemáticamente. Los otros enemigos de la Patria son los expertos internacionales que investigan la desaparición de los 43 normalistas y quienes, por haber osado dudar del Ejército, enfrentan un linchamiento (si no fuera trágico te reirías al ver cómo algunos columnistas repiten frases calcadas el mismo día en diarios distintos).

El intento de descrédito rozó antes al equipo de antropólogos forenses de tu país que colabora en el caso, a todo el organigrama de relatores de la CIDH y a algunos de los más importantes defensores de derechos humanos nacionales y extranjeros. Hasta al Papa neutralizaron para que desapareciera la palabra desaparecidos de sus discursos.

La semana pasada que la CEPAL festejó la baja de pobreza en la región, excepto en México, nos reíamos apostando si también le negarán la visa o la desmentirán como quisieron hacer con el NYTimes cuando cuestionó la trasparencia del gobierno.

Para nuestros funcionarios lo patriótico es que los calzones agusanados, rotos y sucios se laven en casa. Su apuesta es silenciar a los defensores a pesar de que –y aquí tomo palabras prestadas– son un anticuerpo para este país de sangre envenenada. A pesar de que desde el 68 acumulamos verdades negadas y que las muertes continúan.

¿Te conté que varios periodistas colombianos nos enseñaron a cubrir esta nebulosa violencia que no ha sido declarada guerra? Pues ahora sentimos más cercanos los relatos de los periodistas sobrevivientes de dictaduras latinoamericanas donde operaba la misma máquina de desaparecer personas, el terror ejemplificante, la purga a los organizados, la culpabilización de los muertos, el amordazamiento a la prensa, la fuerza pública desbocada en las calles, la no distinción entre criminales y funcionarios.

El México de ahora comparte con la Argentina de la dictadura la cifra de 30 mil desaparecidos. Ni siquiera los equipos de antropólogos forenses venidos de Argentina, Perú, Guatemala y Sarajevo alcanzan para localizar a nuestros muertos recientes. Cada día surge una nueva fosa clandestina que, como volcán, escupe cuerpos, como si vomitara la evidencia que quisieron mantener enterrada. Ahora las propias familias se estrenan como forenses.

Los periodistas recibimos ataques cuando publicamos algo que sale del guión oficial. Si alguno dice que no ha sido amenazado le preguntamos, entre broma y veraz, ¿pues qué no estás haciendo bien como para que no te molesten? Varios piensan que México no es buen sitio para vivir. Ahora el Cono Sur, España o Estados Unidos son destino para nuestros exiliados.

No puedo despedirme sin abrir a esta carta ventanas a la esperanza, mencionando también algunas de las ¿pequeñas? victorias ciudadanas: la liberación de Nestora que regresó con sus policías comunitarios, las 300 mil firmas que empujan la creación de mecanismos anticorrupción, el aplastamiento del privatizador proyecto Shopultepec de Mancera, el florecimiento de proyectos periodísticos como respuesta a la guillotina a Aristegui, el nuevo movimiento nacional de familias que buscan a sus desaparecidos y las reuniones entre varios muy distintos donde reflexionamos cómo se construye la memoria y se desmonta la impunidad.

Como ves seguimos juntos, abrazándonos, calentándonos alrededor de la misma fogata, indignados-esperanzados, y con la urgencia intacta de cambiar las cosas. Así las noticias desde México.

Muchos abrazos,

La Mar.

Artículo anteriorFuiste mía
Artículo siguienteLa misma vieja canción
Fundadora de la Red Periodistas de a Pie. Colaboradora en la revista Proceso. Autora de "Fuego Cruzado: las víctimas atrapadas en la guerra del narco". Ganadora de varios premios internacionales entre los que destaca el Premio de Excelencia de la FNPI, Premio Wola de Derechos Humanos y Premio a la conciencia e integridad en el periodismo de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard.