‘No es serio este cementerio’, por @monocordio

Sin duda los muertos quedaron excitados. No es normal que se hagan fiestas ahí, justo en la Rotonda de las personas ilustres. Aunque viéndolo de cierta manera un funeral es una fiesta en la que en vez de pastel hay un cadáver con velas. Pero este no fue un funeral, era sólo una fiesta y al terminar los espíritus ilustres “morían” por comentar el punto.

 Desde la escultura fúnebre con forma de Superman que es al mismo tiempo mausoleo de Siqueiros se escuchó la risa del muralista, quien se burlaba de Diego Rivera.

-Esa tal Sara Bustani no te dejaba de besar, Diego, creo que le gustaste, jajaja

Diego respondió hierático desde su tumba

-Volví a sentir el rigor mortis.

Frida guardó un silencio sepulcral, básicamente porque Frida no está en la Rotonda de las personas ilustres. Rosario Castellanos asomó desde su tumba y dijo:

-Ay Diego, definitivamente “poesía no eres tú”.

El Flaco de Oro les dijo que él estaba acostumbrado a esas fiestas llenas de glamour y frivolidad, sexo, drogas y rocanrol, y se encendió un cigarro de marihuana.

Entonces don Melchor Ocampo puso el dedo en la llaga.

-¡Pinche Agustín, estás muy flaco para estar vivo, pero muy gordo para estar muerto! Esta es la Rotonda de las personas ilustres y no un salón de fiestas. ¿Tú crees que a don Sebastián Lerdo de Tejada le gusta que se tomen selfies con él y que se torteen a las musas que lo resguardan? ¡No es la maldita tumba de Jim Morrison!

Amado Nervo, emocionado por las palabras de don Melchor, sólo alcanzó a exclamar un contundente: ¡A güevo!

-Yo intenté detenerlos –dijo Guillermo Prieto–, y les grité “Alto, los valientes no hacen fiestas en la Rotonda”, pero no me pelaron.

Doña Virginia Fábregas continuó la arenga: ¿Qué sigue, que pongan un mall? ¿Que vengan a grabar Sabadazo? ¿Que pongan un table dance lleno de chicas rusas y satisfacer los más bajos instintos en un aquelarre de lujuria y perdición?

A ese último comentario Diego Rivera sólo pudo agregar.

-Volví a sentir el rigor mortis.

(FERNANDO RIVERA CALDERÓN / @monocordio)