Nuestro futuro, ¿está en el pasado?

Mi primer trabajo en un medio fue alrededor de 1998 en el unomásuno, que entonces dirigía don Luis Gutiérrez Rodríguez. Y desde entonces, desarrollé una gran afición, casi vicio, por el análisis de los medios, en especial por los impresos. Y pocas veces, en estos 17 años, he visto un panorama como el de los últimos días.

Me explico. En las últimas dos semanas, prácticamente todos los diarios de información general e incluso los especializados en negocios han ilustrado sus portadas con fotografías del presidente Peña tomadas por fotógrafos oficiales de la Presidencia. Y no porque no hubiera fotógrafos de prensa o porque fueran eventos privados. Hablo de eventos públicos.

Con un elemento adicional. En la gran mayoría de los casos -salvo en La Jornada, Reforma y El Economista– los lectores no se enteraron que las fotos fueron tomadas por el equipo de Los Pinos, pues aparecieron encubiertas bajo la enigmática firma de “Especial”. ¿Por qué es relevante esto? Porque lo que los lectores han visto es propaganda, no periodismo. Es el equivalente a que las crónicas o notas de éste o de cualquier diario fueran elaboradas por las propias fuentes, sin que nada advirtiera al lector de su origen.

Pero hay más. En estos días también vimos fotos tomadas por el equipo de la cancillería, tuiteadas por el propio Canciller Meade, que llegaron a las portadas de los diarios como si fueran obra de un fotoperiodista.
Y para cerrar, ahí están todos los titulares y notas dedicados al nuevo presidente del PRI. Algunas, incluso, con declaraciones tan previsibles como “el PRI apoyará al presidente Peña”, como si fuera una afirmación sorpresiva para alguien.

Lo más preocupante es que muchas de esas notas y fotos desplazaron hacia las páginas interiores -en el mejor de los casos- a noticias como las peticiones de escritores e intelectuales de diversas partes del mundo que exigían al gobierno mexicano respeto a la libertad de expresión, los reportes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre las pifias en la investigación del caso Ayotzinapa o las acusaciones sobre presuntas ejecuciones extrajudiciales en el estado de Michoacán.

Es cierto que no todos los medios han seguido al pie de la letra lo aquí dicho, y que hoy el mundo de la información es mucho más complejo que el de hace 17 años, pero a veces, al revisar nuestra prensa, pareciera que cada día que caminamos hacia el futuro nos acercamos a un pasado al que muchos no queremos regresar.