Pendientes para 2015, por @DiegoEOsorno

I

Antes del asesinato de su hijo, el poeta Javier Sicilia había planteado que en México y el mundo en general se vivía un proceso civilizatorio de crisis y decadencia. Ese era uno de sus diálogos pilares como escritor, un diálogo que luego de la muerte de Juanelo, se volvió algo más descarnado, más literal. Al día de hoy, Javier sigue siendo un símbolo importante para acercarnos a mirar desde otra esperanza lo que sucede en el país, una esperanza que no tiene nada que ver con las promesas de los políticos, o con la perspectiva revolucionaria de cambiar las cosas. Veo a Javier permanentemente siendo una referencia filosófica, poética y religiosa que nos hace falta en este largo de camino de sombras.

II

Falta escuchar otra vez y pensar de nuevo en lo que se dijo en las Caravanas por México y Estados Unidos que organizó el Movimiento por la Paz. Ese hermoso ejercicio de resistencia que expandió las historias, visibilizó el dolor de las víctimas y dañó la narrativa oficial del poder sobre la crisis de violencia. Lo que sigue ahora es lo que ha intentado el Movimiento por la Paz: la organización de todo el dolor y la indignación, porque a la par del dolor de las víctimas hay mucha gente solidaria con ese dolor y está indignada. La etapa de las Caravanas ya pasó, lo que sigue es la organización y la permanencia de esa organización en las ciudades y en los pueblos para detener esta barbarie.

III

Visto desde el momento actual, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia logró detener la narrativa hegemónica que había en México en 2011, mediante la cual todos los muertos del narco eran considerados “muertos culpables”, ya que eran narcos o “en algo andaban”. En aquel 2011 ese movimiento mostró a las víctimas y nació la compasión en un amplio sector de la sociedad mexicana. Además se colocó palabra paz en el debate público, lo que resultó muy valioso aunque luego el Estado se haya apropiado de la palabra y durante el inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto la palabra paz se volvió institucional, sin significado real.

Lo que está pasando a raíz de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, es que el movimiento que ha surgido no trata solamente de visibilizar a las víctimas -puesto que ya están visibilizadas-, sino de visibilizar, de denunciar, a los victimarios. Si el Movimiento por la Paz de Javier Sicilia nos llegó al corazón, el movimiento de los padres y madres de Ayotzinapa no está llegando a la reflexión crítica. Porque lo que hay en México ahora, en medio de las marchas y actos de protesta casi diarios, es también una reflexión crítica en un país atravesado por la barbarie como el nuestro, donde no entendíamos de dónde exactamente venía esta violencia, o dónde el Estado se le hacía fácil señalar solamente al Narco como responsable general de la violencia. Eso ha cambiado en este momento y nos estamos haciendo muchas preguntas, lo cual me parece una buena noticia. Lo triste es lo que le ocurrió a esos muchachos.

(Diego Enrique Osorno)