Periodismo futurista, por @wilberttorre

No tengo amigos políticos ni amigos periodistas famosos que organizan fiestas rodeados de políticos. Soy aislado y mis amigos son unos cuantos. He tenido muchos jefes y admirado a unos pocos. Regresé hace un año y medio al país tras vivir más de 10 años en Estados Unidos y desde antes comencé a ver en México el surgimiento de proyectos y medios alternativos de periodismo independiente.

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Vi con entusiasmo Animal Político y he seguido sus esfuerzos por mantener su independencia acercándose a la sociedad para fomentar en ella un nexo de identidad y pertenencia. Me gusta mucho el periodismo combativo y de Sinembargo, y me ha admirado también la convicción de Periodistas de a Pie por alzar la voz y rescatar historias sobre asuntos olvidados por la mayoría de los medios, que tienen que ver con migrantes, víctimas, defensa de periodistas y medios atacados por el narco y el poder y otros temas inherentes a la condición humana, y desde luego me he mantenido muy cerca de máspormás, donde escribo esta columna.

máspormás es un diario gratuito, entiendo que llega a más de 165 mil personas todos los días y podrían leerlo más cuando pasa de unas manos a otras. No es un diario gigante como los que llamamos diarios nacionales, pero es un periódico bien hecho y sobre todo un espacio libre.

Este periódico, como los medios que he citado antes y algunos otros, ha impulsado experimentos como invitar a ser columnistas no sólo a periodistas independientes –Alex Almazán, Mario Campos, Diego Osorno, Fernando Rivera Calderón, Guillermo Osorno–, sino a escritores, hombres y mujeres talentosos como Guadalupe Nettel, Antonio Ortuño, Daniel Saldaña París y editores como Diego Rabasa que representan una parte luminosa de la literatura mexicana de estos días.

En este tiempo aquí he leído las críticas que los columnistas escriben sobre Peña, Mancera, el Congreso, el gobierno de la ciudad y otros personajes y entidades públicas sin que les sea corregida una coma. Una sola vez recibí una llamada de la redacción: el entonces director me preguntaba si no me parecía rudeza innecesaria llamar “señoritos” a un par de políticos. Entendí y no tuve problemas para aceptarlo y corregir.

El despido de Carmen Aristegui obliga a un ejercicio reflexivo y creativo sobre el periodismo. El periodismo crítico e independiente invita a experimentar. A mantener y crear más espacios alternativos. A alejarnos del periodismo clásico mal entendido. A distanciarnos del poder y acercarnos a la gente.

 

(Wilbert Torre)