Primavera Vinotinto

Nadie en este momento en la Venezuela convulsionada de Nicolás Maduro quiere mostrar debilidad. El régimen chavista representa su mayor riesgo de los últimos 14 años. Ya sin Hugo Chávez, muerto hace poco más de 11 meses, el presidente de cabellera abundante y bigote negro, pidió a sus seguidores salir a la batalla para no ser derrocado por una oposición que agranda su movimiento por todo el país. “Es el fascismo el que nos quiere derrocar y yo necesito defenderlos”, dijo Maduro a una muchedumbre que le gritó “¡estamos con usted!”.

Las movilizaciones llevadas a cabo este fin de semana en Caracas y otros estados del país de parte de ambos bandos mostraron la polarización enardecida que se vive aquí y dieron señales de la situación alarmante y violenta que en cualquier momento puede desatarse otra vez en el país, donde han muerto 11 personas en los disturbios que, desde el 12 de febrero, avivaron la Primavera Vinotinto.

Maduro exhibió su fuerza al sacar a miles a las calles, pero en la misma jornada en la que la oposición volvió a levantarse contra el régimen y ésta rebasó las expectativas de la convocatoria.

En estas protestas, sin embargo, que reclaman la forma en que Maduro ha gobernado en este año que lleva en el Palacio de Miraflores vi una mayor inclusión de clases populares. “¡Duro, duro! contra Maduro”, reclamó este fin de semana María Hernández, de 63 años, de Catia de Caraca, uno de los bastiones sagrados que ha sostenido por 14 años al chavismo. Casos como éste fueron significativos.

Pero los chavistas salieron con toda su fuerza a defender al sucesor del comandante Chávez Frías. “Aquí estamos señor Presidente, dispuestos a lo que usted diga para defender la causa del socialismo”, gritó mientras arrugaba su rostro Hortensia Valencia, una empleada de limpieza de 69 años de Chacao con un hijo minusválido, a quien hace menos de seis años el gobierno le ayudó para obtener un departamento de asistencia social. El chavismo dio futuro a los que parecían no tener un buen futuro y son los que se han declarado listos para defenderlo a como de lugar.

Por fortuna las movilizaciones de este fin de semana no se encontraron entre sí. Los organizadores saben bien en lo que esto pudo desatar, me dijeron líderes de ambos lados. Cada movimiento lideró su manifestación en extremos opuestos. La de la oposición juntó a miles que en su mejor momento ocuparon el largo y ancho de unas cuatro estaciones del Metro de Caracas sobre la avenida Miranda.

La esposa de Leopoldo López, el líder político opositor que se entregó recientemente a la justicia federal, que había emitido orden de captura acusado de sublevar una revuelta que buscaba derrocarlo, según el informe, lanzó un mensaje a los opositores para no cesar las protestas a pesar de las intimidaciones y ataques que han dejado unos 500 detenidos y más de 200 heridos, según su propio reporte.

También reapareció Capriles, el candidato que hizo sudar a Maduro en las últimas elecciones presidenciales, al pegársele en las encuestas y en el resultado final, apenas perder por una diferencia de un punto.

“Nicolás es un error de la historia. Si no reconstruimos la historia desde aquí (desde las calles) ese error puede durar más de lo que ustedes quieren”, vociferó y la gente ovacionó a quien tras la derrota no quiso perder oportunidad de mantenerse en la escena política como gobernador de Miranda, una región del centro en donde se concentra buena parte de los adversarios del régimen.

Parece que Maduro ha perdido cierto respaldo entre la clase popular dentro de su país. Afuera de Venezuela está derrotado. No sólo por lo que piensan los venezolanos radicados en el exterior y que en más de 40 países se movilizaron este fin. Maduro, sin embargo, tiene al Ejército de su lado y en estos días empezó a mover su flota rusa aérea que ha volado rasante por el país.

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 (ALEJANDRO SÁNCHEZ)