Primero son los peatones, por @afuentese

Léase así, gritando: “¡¡¡¡PRIMERO ES EL PEATÓN!!!!”. Eso dice la sensatez, somos los más vulnerables y menos contaminantes de la cadena de movilidad que la evolución humana ha impulsado hasta el infinito y más allá.
Pero gracias al señor Ford –supongo-, el siglo XX se consagró no a los cohetes, sino a los vehículos. Claro, Mr. Ford no tiene la culpa y ya anda hasta “inventando” las bicis eléctricas, ya saben, para ir “en onda”.
Desde que era niña he vivido y padecido la consagración del auto como salvoconducto de estatus y seguridad (neto que tenía vecinos que iban en auto por las tortillas), con el pretexto de que usar carro nos salva de ladrones y otras malas experiencias.
Muchas ciudades han entendido –o están en proceso de- que hay que revalorar la importancia del andante, de aquel que usa sus dos pies para algo más que lucir zapatos. Aquí, si algo tenemos para presumir son leyes preciosas, pues la Ley de Movilidad del DF indica que sí, que los peatones somos primero, ¡bravo!
Pues así, amparada en el laaaaargo brazo de la ley (ajá), se lo dije a un encantador individuo que tuvo la buena puntada (ajá) de detener mi caminata para que un auto circulara SOBRE LA BANQUETA. “¡Primero es el peatón!”, le dije a él y a la conductora, a quien le valió sorbete y continuó rodando, aun a riesgo de atropellarme si no me movía, y el señor (¿su valet parking personal?) me dijo –con el tono más condescendiente que puede haber–: “Por eso le estoy avisando que viene coche, señora…(estúpida, imbécil, incapaz de entender que tienes que frenarte si ves que viene un coche)”.
En la batalla lámina vs piernas llevaba todas las de perder, y tuve que hacerme a un ladito. Al menos me avisaron, supongo que debo pensar agradecida (al menos no te mataron, al menos “sólo” te robaron, así nuestro estupendo bagaje de convivencia con la violencia). Mi colega Ixchel Cisneros (aka @chelawera) no tuvo la misma suerte…
Ixchel es una especie rara: peatona por convicción y, encima, respetuosa de la ley. Pues resulta que la atropellaron. No iba texteando, no se puso a torear carritos en #peligrosaavenida, siempre usa los puentes peatonales, espera los altos, cruza en esquina. Una ciudadana ejemplar pues, quien se enfrentó a un nada ejemplar conductor de Chevy azul que –simplemente- no la vio. En serio: NO la vio (¿¿o ya es en serio eso de “jugar” a atropellar peatones??). El dichoso Chevy cruzó una avenida “sin ver” (¿cuántos han visto así hoy?) y la arrolló. ¿Se detuvo? Obviamente no. Es más, a estas alturas me pregunto: ¿se dio cuenta si quiera de que la atropelló? ¿El golpe no le aviso? ¿O sí supo y le valió madres?
El resultado: un esguince, una contusión y un deuda hospitalaria que no le correspondería pagar, si en esta ciudad algunos ciudadanos de Chevy azul tuvieran tantita madre.
El agente responsable de llevar su caso (porque esta Chelawera es buena ciudadana, ¿se acuerdan?, y los buenos ciudadanos somos bien necios y levantamos denuncias ante el MP), con más laconia que certeza, le dijo: “Ojalá que se arregle pronto, yo ahorita me voy a revisar las cámaras y espero tenerle buenas noticias”.
Yo esperaría que todos tuviéramos la buena noticia de tener tantita madre y respetar al peatón, porque EL PEATÓN ES PRIMERO.

(ALMA DELIA FUENTES)