‘Reinvención mundialista’, por @goliveros

Vale la pena hacer memoria.

En 1986, el comité organizador decidió que, para que no se sintiera que el Mundial de futbol era una estrella más del Canal de las Estrellas -hasta eso, Azcárraga Milmo y Cañedo tenían pudor-, se creara una empresa televisiva conjunta entre Televisa y el recién creado Imevisión.

La compañía se llamaba TeleMéxico. Produciría los encuentros que se realizarán en las ciudades sedes. El material estaría a disposición de ambas empresas.
Pero Televisa tenía las de ganar. Había creado resúmenes desde competencias deportivas anteriores, contaba con mejores y mayor cantidad de fierros -pese al golpe que había sido la caída de sus instalaciones en el sismo del 85- y, muy importante, tenía el arrastre del Canal Dos, con el que amanecían todos los días sintonizadas las televisiones de dial.

Con esas limitaciones, José Ramón Fernández decidió arriesgarse y crear “Los Protagonistas”. Obviamente, los niveles de rating no le pegaban a las novelas y la propuesta masiva del Dos, pero la percepción hacia los círculos de poder y decisión era que la cita diaria para saber de la Copa era en el 13.

Dos años después, en Seúl, la mala fortuna se mezcló para Televisa. Con motivo de la inauguración, la empresa envío a Jacobo Zabludovsky para narrar el inicio de la justa olímpica. Mientras Seúl llamaba la atención del mundo, Gilberto arrasaba con Cancún y Monterrey.

El segmento de Jacobo desde Corea del Sur fue desafortunado y, sí, dañó la cobertura de Televisa.

Imevisión se atrevió a más y convocó a Andrés Bustamante por vez primera. La mezcla de humor e información equilibró y atrajo a una audiencia que, de forma natural, no se acercaba a dichas coberturas.

El veto de Fernández y Albert en el 90 y la inclusión de Trujillo y Cruz a la fórmula logró que la percepción se empatara con la realidad numérica.

Los Protagonistas comenzó a arrollar a las ideas de Televisa que, a mitad del vuelo, desmontó su show mundialista y dejo todo en manos de Jorge Berry y Juan José Arreola que, de forma desparpajada, hablaba más del cabello de Valderrama que de los eventos del día.

Tras el desgaste de esa fórmula, hoy estamos ante una nueva invención.

Azteca crea un concepto distinto y audaz comandado por los cronistas predilectas de la televisión actual.

No hay nadie hoy que acepte que una opinión de los cronistas de Televisa le es útil; en cambio, el lenguaje de la crónica de García-Campos-Martinoli es parte de la cotidianeidad.

Cambio de paradigma.

Aunque se enoje Joaquín… mientras ve el partido en el 7.

****************

SÍGUEME EN @goliveros

 (GONZALO OLIVEROS / @goliveros)