“Retos del alpinismo en México (II)”, por @DKrauze156

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Basta dar una vuelta por los alrededores de las grandes montañas mexicanas para caer en la cuenta de que quienes las visitan no las cuidan. Existe la tala claro, pero hay otros problemas que no dependen de un negocio ilegal sino de las personas que las recorren y escalan: por ejemplo, la basura.

El mexicano parece no entender que los desechos se deben depositar en vez de arrojarse en el suelo. En los volcanes mexicanos que he visitado, la basura está presente, aunque en cantidades más escasas conforme uno se acerca a la cima. ¿Qué pueden hacer las autoridades de los grandes parques nacionales del cinturón volcánico para ayudar a que las montañas estén más limpias?

Salvador Delgadillo, director técnico del Club Alpino Mexicano, cree que parte del problema proviene del auge en el interés amateur por escalar los volcanes nacionales. “Antes”, dice, “subían más profesionales. Nosotros tendemos a ser más respetuosos con las montañas. Son nuestra casa”.

¿Cómo funciona este proceso de limpieza en otros países? Delgadillo explica que, por desagradable que parezca, las autoridades de un gran número de parques en el mundo entregan bolsas de basura para que el alpinista recoja sus desechos y, ni modo, sus heces. Pero el problema no es exclusivo de nuestro país. Hasta hace poco, cuando una iniciativa local comenzó a limpiar la montaña, el Everest acumulaba cincuenta toneladas de basura cada año. Hoy en día, las autoridades exigen un depósito de cinco mil dólares que no se regresa a menos de que cada alpinista baje con todo lo que subió. ¿Se puede pedir algo similar para México?

Carlos Romay, director de Travesías México, cree que debemos concientizar al alpinista. “Hay que poner letreros con reglamentación para el manejo de basura y poner basureros en las bases de la montaña. Deberían bajar su bolsa, pero por algo se empieza.”

Agustín Tagle, subdirector del Parque Izta-Popo Zoquiapan, indica que en el Iztaccíhuatl ya ha habido campañas para limpiar la ruta que lleva al Albergue de los Cien, rumbo a la cima, pero acepta que no hay personal suficiente para limpiar el volcán. Durante seis años, con ayuda de un patrocinio, se hizo una campaña en la que los alpinistas bajaban basura a cambio de premios: mochilas, gorras y demás. La campaña fue un éxito, pero desgraciadamente acabó junto con el patrocinio.

En la siguiente entrada hablaré de la montaña como turismo sustentable. ¿Cómo involucrar a las comunidades locales? ¿Se debe cobrar más por escalarlas?

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Daniel Krauze (México D.F., 1982) escribe sobre demasiadas cosas, de las que sabe mucho menos de lo que cree, para poder pagar la renta. En el 2012 publicó “Fallas de Origen”. También edita el blog de cine de Letras Libres en línea. Tampoco lo hace particularmente bien.

 

(Daniel Krauze)