“Sirvienta, muchacha, criada, chacha… ¿neta?”, por @warkentin

[Así se responde (casi) en automático cuando preguntas por las condiciones laborales de la trabajadora (o trabajador) del hogar. ← Va acotación mala leche de mi parte: ¿sí se dan cuenta que al afirmar que “la tratan bien” están (a) reconociendo que normalmente no se les trata bien, y (b) asumiendo como un plus algo que tendría que ser, no sé, normaaaaal? #digo]

Pero, de veras, es que es como de la familia. Luego hasta le regalamos ropa y come bien.

[¡Sopas! ← Va otra acotación mala leche: ¿sí se dan cuenta que “regalar ropa” es acto de caridad, si acaso, o de buena ondez (está por verse) y no un sustituto de salario, prestaciones y condiciones dignas de trabajo? A ver, imaginen que en su trabajo formalito y toda la cosa, en la quincena llegue su jefe y les dice “mira, te traigo esta ropita que sacó mi mujer, ya no la usa pero está en muy buen estado”. Y una dice gracias y se va contenta #yasí. ¿Ah, verdad?]

Sí, trabaja muchas horas, cuida a los chamacos, cocina, atiende la mesa cuando tenemos cenas bueeeno no son tan largas dos tres de la mañana, lava la ropa, plancha. Pero también ve la tele, y sale los domingos. Y le caen muy bien los niños, se divierte con ellos. Ni trabajo es.

[Noooo, pues sí, a mi también me encanta mi trabajo. Pero es trabajo. ← Otra acotación mala leche (ustedes disculpen): ¿sí se dan cuenta que, por muy divertido que sea el trabajo, hacerlo durante horas y horas y horas, atendiendo a esos otros que nunca son tu familia, es una, digamos, chinga? #SeMeOcurrePues]

Y eso que son a las que tratan bien. Las que son como de la familia. Las que se sientan a comer a la mesa. Imagínense a las que tratan mal. No hay viñetas que alcancen para describir esos horrores.

Creo que es tiempo de poner las cosas claras. Hablar de trabajadores del hogar (y no de chachas, sirvientes, mi muchacha, criada… o cosas peores). Hablar de derechos y obligaciones (para empleadores y empleados); de salarios, vacaciones, aguinaldos, seguridad; articular el trato digno, la alimentación, habitación, horarios, descansos. Hablemos de trabajo, pues, y no de una velada esclavitud.

El 30 de marzo es el Día Internacional de los Trabajadores del Hogar. Comencemos por llamarles así, trabajadores. Protejamos la relación laboral: del que contrata y de quien es contratado.

Y bajémosle al eufemismo.

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(GABRIELA WARKENTIN / @warkentin)