“Toledo se queda en Coyoacán”, por @MLopezSanMartin

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Agarrado del cargo con las veinte uñas, el jefe delegacional de Coyoacán, Mauricio Toledo, quien ha sido señalado por corrupción, cohecho y extorsión, parece haber librado la mayor crisis de su joven gobierno.

Hace semanas el “Tomate”, como le llaman sus cercanos, no veía más salida que dejar la jefatura delegacional y pedir licencia, pero tejió alianzas, recibió apoyos y pactó. Hoy, aunque muchos rehuyan tomarse una fotografía con él y el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, tenga cinco meses –desde que iniciaron las denuncias- sin visitar Coyoacán, se antoja casi imposible su salida. Ni una destitución “negociada”, ni un proceso administrativo –vía la ALDF- para removerlo, son factibles ya.

El delegado movió bien sus piezas, ganó tiempo y se mantendrá en el cargo. La decisión está tomada y pactada. Toledo revivió. La negociación corrió a cargo de Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, líder del PRI DF. Con la intermediación del GDF, y los buenos oficios de Héctor Serrano, secretario de gobierno, el jefe delegacional encontró salvamento.

La ecuación parece sencilla, pero alcanzar un acuerdo para mantener a Toledo, no fue fácil.

Tras la detención de Eduardo Ramírez Vallejo, su secretario particular, por el delito de cohecho, el “Tomate” se sintió arrinconado y envío a legisladores afines a su grupo a hablar con él, al Reclusorio Oriente. Toledo pidió a Ramírez, a través de intermediarios, aguantar. “Te vamos a sacar”, le habría dicho –el 22 de junio, durante una visita- el diputado local del PRD, Alejandro Robles.

En medio de la embestida, a Toledo le leyeron la cartilla en el GDF. El delegado ya se había hecho a la idea de pedir licencia e irse un tiempo fuera del país, dejando en la demarcación a uno de sus cercanos. Pero en la búsqueda de una negociación que le permitiera imponer sucesor, encontró aliados inmejorables.

Primero, se acercó a sus amigos Tonatiuh González, coordinador del PRI en la ALDF, y Gutiérrez de la Torre. A ellos, les pidió apoyo para nombrar a un sucesor a modo. Los tricolores ofrecieron algo mejor: que se quedara en el cargo. No era la primera vez que los priistas “operaban” a su favor. Basta recordar que los diputados del PRI en la ALDF fueron quienes más recursos dieron a Coyoacán en el pasado reparto presupuestal.

Toledo, miembro de Nueva Izquierda, que encabezan Jesús Ortega y Jesús Zambrano, pidió cobijo también a los suyos. Se lo dieron.

Entonces, desde la secretaría de gobierno del DF, se arregló una reunión entre Zambrano y Gutiérrez de la Torre. Ahí no se habló de legalidad, ni de las denuncias. La platica fue estrictamente política y se centró en ver cómo y a cambio de qué mantenían a Toledo en el cargo.

Lo primero que buscaron fue un enemigo común que sirviera para desviar la atención. Y como la corrupción pulula en prácticamente todas las delegaciones, no les fue difícil hallarlo.

Para el PRI DF, el interés estaba en Tlalpan. Y es que en 2009, Tonatiuh González buscó, sin éxito, ser delegado en aquella demarcación. Desde entonces, el hombre más cercano a Gutiérrez de la Torre está decidido a ganarla. Zambrano secundó la idea de “abrir otro frente” –golpeando a la delegada, Maricela Contreras-, para disminuir la intensidad de los “ataques” a Toledo. En la estrategia de los “Chuchos”, un golpe a ella representaba lastimar al grupo de René Bejarano, del cual forma parte.

Pactado eso, lo demás era lo de menos. Toledo se salvaba, pues se abría una pugna entre tribus perredistas. Y es que, además del PAN, los principales promotores de la salida del “Tomate”, eran los bejaranistas. ¿Por qué? Sencillo. La destitución de Toledo le quitaba una delegación a Nueva Izquierda. En otras palabras, le restaba poder a los “Chuchos”. Por eso la única vía que encontraron Zambrano y los suyos, para no perder un territorio (con las posiciones, estructura y recursos, que conlleva) fue atacar una demarcación rival. Así, entre todo el abanico de corrupción delegacional, decidieron abrir fuego contra Maricela Contreras, de Tlalpan, integrante de IDN.

A partir de entonces, cada quien siguió el guión al pie de la letra. Por eso, el PRI en la ALDF pidió la destitución de Contreras y Toledo. Y por eso Tonatiuh González condicionó al PAN. “Si quieren la remoción de Toledo, súmense también a la de Maricela”, les dijo en corto el tricolor a los panistas. González sabe que tal cosa no ocurrirá. Las tribus perredistas pueden aceptar perder cargos en el gobierno o en el partido, pero jamás una delegación, pues ahí radica su poder. Pedir la destitución de ambos delegados solo neutraliza ambas exigencias. Nueva Izquierda no soltará una delegación, tampoco Izquierda Democrática lo hará.

Así pues, las exigencias a la Contraloría o a la Procuraduría del DF, para que intervengan y sancionen, no son más que llamados a misa. El acuerdo está hecho y negociado. Mauricio Toledo se queda en Coyoacán.

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Adicto a twitter. Ha colaborado en Reforma, El Universal, Crónica, Emeequis y diversos espacios de radio. En Proyecto 40, conduce Informativo 40 y participa en “A que no sabías”. En el Canal del Congreso modera “Visión Universitaria”.

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(Manuel López San Martín)