“Vivir en el Centro en los tiempos de Facebook”

Víctor Navarro Jup

Llegué emocionado a vivir al Centro. Estuve muy contento los primeros años, pero ahora debo mudarme. Esto se ha convertido en un viva la pachanga, las únicas constantes son la impunidad y el varito por debajo o sobre la mesa. Me ha tocado defenderme de rateros y policías, comerciantes ambulantes, granaderos, borrachos. Dejo el Centro porque es inhabitable. Y si alguien me pregunta si lo recomiendo para vivir, tendré que decir con todo el dolor de mi corazón de pollo que no. No es un lugar con calidad de vida. O quizás es sólo mi ridícula percepción de artista trasnochado.

G. T

Desafortunadamente tienes razón. Pobre Centro Histórico, tanto que lo defendimos.

Jorge Pedro Uribe Llamas

Lo mismo pensaba cuando vivía en Regina y en Bolívar. Ese Centro sí es inhabitable. Pero el Centro es enorme, abarca cientos de cuadras. Yo me moví hacia la parte Norte, lejos de remodelaciones y peatonalizaciones, y finalmente vivo bien.

A.E.

Hay zonas del Centro que se han vuelto inhabitables, empezando por la suciedad. ¿Qué onda con la Intendencia del Centro Histórico?

A.M.

Es cierto, la calidad de vida que ofrece el Centro es muy mala.

G.L.

Cuando en 2004 me cambié a vivir a Bolívar 8, la calidad de vida era la mejor del país. Me salí en 2008; ya era otra cosa. Ahora estoy en el último rincón del Centro, en Bucareli, y vivo más tranquila.

E.A.

Tienes mucha razón, terrible vivir en el Centro.

M.H.

Qué triste leer esto, a mí me encantaría vivir allí.

G.T.

Yo también me voy del Centro.

J.C.

Qué pena leer esto. ¿Puedes ser más específico con respecto a las razones que te hicieron tomar esta decisión?

Víctor Navarro Jup

Bueno, principalmente porque vendieron mi edificio y van a “remodelarlo”, quieren traer a “gente nueva”. Pero lo que me hace no buscar otro depa en el Centro es el ruido. Es inaguantable, neta. Vivo a una cuadra de Regina. El Claustro de sor Juana se la pasa haciendo reventones los fines de semana y terminan bien tarde, y aunque me he comunicado mediante llamadas y correos nunca he recibido respuesta a mis “comentarios acerca del ruido”. Por otra parte, el restaurante que está abajo atrae a mucho gringo escandaloso que se va re tarde a su hostal. La calle de Isabel la Católica parece cada vez más un estacionamiento que una calle y eso no es bueno para la salud. Son una mentada de madre los claxonazos desesperados de los camiones, neta no se vale. Además, cada vez que hay un concierto en el Zócalo tengo que demostrarle a los polis que cierran Isabel la Católica que yo vivo en mi edificio y cuando no traigo mi IFE tengo que dar toooda la vuelta. Los policías se la pasan hostigando a los morros que se pasean por el callejón de San Jerónimo, nos ha tocado a mis amigos y a mí que me detengan para preguntar “¿qué está tomando en ese vaso, joven?”, a lo que me han dado ganas de responder: “Una cuba bien fría, es un roncito campechano, ¿no gusta?”. Ya van dos veces que me roban la bicicleta que dejo amarrada afuera de mi casa. Casi todas las noches los de la CFE vienen a drenar las chingaderas esas que están enterradas, a eso de la medianoche, supongo que es para no ocasionar tráfico, pero sí para ocasionarle molestias a los vecinos. Siempre están taladrando la calle para poner un nuevo hoyo que luego tapan y luego vuelven a abrir y luego vuelven a tapar, ¿para qué?, nomás ellos saben, pero si no son los del agua son los de CFE o los que ponen los teléfonos de la calle o los de Telmex o los que reparan algo. Los chicos que muy amablemente recogen la basura de los botes que están sobre la calle pasan a eso de la 1:00 am armando un verdadero desmadre de azotada de botes, es un desmadre de a deveras. Y así haaartas cositas que ya vi que no cambian y que de hecho empeoran. Así que mejor me busco algo más tranqui afuera del bar-Centro.

Jorge Pedro Uribe Llamas

No estás solo, Víctor. Varios compartimos tu sentir, más de lo que te imaginas. Mucho éxito en tu nueva zona, en la que ojalá haya más gobernantes y menos políticos.

Víctor Navarro Jup

Anoche, en una junta de vecinos, acordamos que sería conveniente que se escribiera de la forma tan vil en la que el nuevo dueño quiere desalojar a los habitantes de mi edificio. Estamos enojados y hay que exhibir a este señor que cree que puede comprar la ley.

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 (JORGE PEDRO URIBE LLAMAS)