Prensa libre: muerte silenciosa

En mayo de 1991 la ONU dio a conocer la declaración de Windhoek, un grito desesperado para frenar la represión a periodistas y medios en África, donde reporteros, editores y propietarios de diarios eran asesinados, detenidos, censurados y acosados por distintas formas de presión política y económica. 17 periodistas encarcelados y 48 habían muerto entre 1969 y 1990.

La declaración llamaba al ejercicio de una  prensa libre, independiente y plural en el mundo, entendida como un eje esencial para la democracia y un derecho humano esencial:

“Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, un derecho que incluye libertad para mantener opiniones sin interferencias y buscar, recibir y distribuir información e ideas a través de cualquier medio y sin limitantes. Por prensa independiente entendemos una prensa independiente al control gubernamental, político o económico; el fin de los monopolios y la existencia del mayor número posible de medios para reflejar el más ancho rango de opinión.”

24 años después de la declaración de Windhoek, en México es evidente una peligrosa regresión en el ejercicio de la prensa libre que a todos los ciudadanos debe preocuparnos. En los últimos 10 años fueron asesinados en este país 80 periodistas y 17 desaparecieron –el doble que África reportó en dos décadas–.

En medio de esta ignominia ha sucedido algo relevante: concentrados en los asesinatos y desapariciones de periodistas, hemos perdido de vista una lenta evanescencia de la prensa libre en la vida diaria. Sin percatarnos, en los medios mexicanos ha cobrado vida una especie de Frankestein que encarna una prensa contra los principios más elementales de la libertad y la democracia. Una prensa apresada.

Observemos un comparativo entre las declaraciones de la ONU y la realidad de la prensa mexicana.

ONU: Una prensa libre  comprende la existencia del mayor número de medios para reflejar el más ancho rango de opinión.

Prensa mexicana: El panorama está trazado por un mayor número de medios que reflejan un rango menor de opinión. No se trata de un hecho atribuible solo al presidente Peña y su gobierno, sino a un régimen que en las últimas décadas ha sido funcional a un sistema de intereses y privilegios económicos, políticos y sociales, del que forman parte políticos, empresarios y propietarios de medios. ¿Cuál ha sido el papel de la prensa? Si retomásemos la teoría de la reproducción cultural de Bordieu, una inmensa mayoría de medios se ha convertido en el medio para perpetuar ese modelo existente, mediante un contenido uniforme.

Un comparativo de algunos de los periodistas con mayor influencia mediática muestra la convergencia (o no) de intereses, su reproducción desde la teoría bourdieuana, y un muy llamativo cruce colaboracionista en un entramado de medios.

 Joaquín López Dóriga: Televisa, Radio Fórmula, Milenio y la empresa López Dóriga.

Ciro Gómez Leyva: Radio Fórmula, El Universal.

Carlos Loret: Televisa, Radio Fórmula, El Universal.

Carmen Aristegui: Reforma, CNN, Aristegui Noticias.

Ricardo Alemán: El Universal, TV Azteca, Imagen, TV Mexiquense.

 

ONU: Una prensa libre significa el fin de los monopolios.

 Prensa mexicana: Continúa el predominio del duopolio televisivo. Solo en 2014, de acuerdo con un informe de Fundar, Televisa recibió 1,200 millones de pesos y TV Azteca 559 millones en publicidad no regulada. Estas dos empresas concentraron el 83% del gasto en publicidad en televisión.

 ¿Qué otros medios recibieron otra parte importante de la publicidad oficial? (¿Recuerdan el cruce colaboracionista antes citado?

 Grupo Fórmula, 228 millones.

El Universal, 207 millones.

Organización Editorial Mexicana, 222 millones.

Imagen, 32 millones.

¿Cómo se vive en las redacciones esta convergencia?

 Como no sucedía de modo tan evidente hace años, los medios son receptores de mensajes, líneas narrativas, campañas.

 Así como algunos (El Universal, Televisa, Radio Fórmula, La Razón) han desplegado campañas en defensa, por ejemplo, del Ejército, también cumplen con diseminar campañas negativas.

 La última, una campaña implacable, fue dirigida en días pasados al PAN desde dos de las principales plataformas de convergencia: El Universal, el Sol de México y Radio Fórmula. Después, el presidente de ese partido, Ricardo Anaya, desapareció prácticamente de los medios.

 Días antes, El Universal, sexto puesto en medios con mayor concentración del gasto en publicidad, había montado otra campaña contra Mario Campos, periodista independiente.

¿Es esta una prensa libre, independiente y plural al servicio de la democracia?

¿México está lejos de la situación crítica de la prensa de África 91?

 Si editáramos la declaración de África a la realidad mexicana, se vería así:

 “Toda  Algunos periodistas tienen derecho a la libertad de opinión y de expresión, un derecho que no incluye libertad para mantener opiniones sin interferencias ni para buscar, recibir y distribuir información e ideas a través de cualquier medio y sin limitantes. Por prensa independiente entendemos una prensa independiente  dependiente del control gubernamental, político o económico; el fin  sostenimiento de los monopolios y la existencia del mayor número posible de medios para reflejar el más ancho rango  un rango uniforme de opinión”.