06066 | Rivera y Picasso

Todos asumimos conocer a Diego Rivera y Pablo Picasso, genios y figuras trascendentales en el movimiento artístico del siglo XX, pero ¿realmente los conocemos?

 

Es una de las exposiciones más esperadas del año, y créanme que las filas afuera del Palacio de Bellas Artes no son de a gratis. “Picasso y Rivera: conversaciones a través del tiempo” es mucho más que una muestra que aborda las coincidencias de ambos artistas, sino que también nos enseña las discordancias y la historia de una ruptura de la que mucho se ha hablado, pero que pocas veces se había abordado frente a frente desde un punto de vista artístico.

Sus primeros autorretratos, sus primeras obras, sus primeras coincidencias y la forma en la que Picasso buscó acercarse a Rivera cuando el mexicano se encontraba en Europa. La amistad que los unió y la traición (Rivera acusa a Picasso de haberle plagiado) vista a través de las obras que están en las paredes de Bellas Artes. Y no solo eso, sino que muchos conocemos la obra de Rivera como el gran muralista que fue, pero si les soy honesto, ¡nunca me había preguntado por las razones que le llevaron a explorar esta faceta!

La exposición es también una muestra de la necesidad que tenemos como humanos por reinventarnos, y es que, tras el rompimiento entre los artistas, Picasso, con todo su poder y reputación, logró que los críticos atacaran a Rivera, además de que las galerías comenzaron a cerrar sus puertas al artista mexicano.

Diego Rivera sabía que estaba en una posición precaria y que difícilmente lograría tener cabida en el cubismo, por lo que comienza a estudiar las pinturas al fresco del Renacimiento italiano antes de volver a México y experimentar con el muralismo bajo invitación expresa del primer secretario de Educación Pública en la historia de nuestro país: José Vasconcelos.

Todos conocemos el resto de la historia y, sin lugar a dudas, uno no deja de preguntarse si Rivera hubiese sido el aclamado muralista que fue si no hubiese sido por el rompimiento con Picasso y la necesidad que tuvo el guanajuatense de reinventarse y explorar otros caminos.

Así que, si necesitan “un empujón” en sus vidas o simplemente quieren conocer y abordar la obra de Picasso y Rivera desde una perspectiva pocas veces vista, aprovechen el verano y dense una vuelta por Bellas Artes.

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