El Rey de Arabia y su Águila perdida

En México todo son inventos, ‘complós’, manipulaciones de la realidad. Hace días leo las diatribas que unos pocos intelectuales, políticos y periodistas dirigen al hecho ominoso que representa que el presidente Peña haya entregado el Águila Azteca, máxima condecoración del Estado –otorgada a la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú– al rey de Arabia Saudita, un jerarca quien horas antes había ordenado la decapitación de 43 hombres, y que en un año dispuso la ejecución de 188 personas.

Me digo que no es cierto y para aclararme el pensamiento visito la página web de la Presidencia y pronto me desespero: como mis paisanos yucatecos, busco y no busco en los comunicados que informan sobre un encuentro de Peña con empresarios saudís, un foro de negocios y un evento de la reforma energética, y reviso todos los discursos del Presidente y su anfitrión, pero no hallo nada: ni un triste renglón que dé cuenta de que, la noche del domingo 17 de enero, el rey de Arabia colgó al cuello de Peña la medalla Abdulaziz –un trofeo de oro del tamaño de una naranja– y en reciprocidad Peña le entregó el Águila Azteca.

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Esto es un ‘compló’, me repito: el ejército de ‘pejezombies’ hackeó la página de Presidencia y eliminó las fotografías y reportes que celebraban la entrega de la presea, enloquecido por la envidia de saber que Peña intercambiaba honores con un rey. Ofendido con la mancilla pejista me mudé a los diarios mexicanos para leer las crónicas de tan solemne suceso.

¿Y saben qué encontré?

 

Nada.

En vano rastreé la noticia en las ediciones del lunes 18 de Televisa, El Universal, Excélsior, El Sol de México, La Razón, La Crónica y el infinito etcétera de medios que suelen informar de manera impecable las actividades del Presidente.

¿Y Reforma? Ese casi nunca falla, pensé. Pero no encontré ni una línea que reportara que Peña había puesto en manos  del Rey de Arabia el Águila Azteca, en las ediciones del lunes y martes.

Sólo hallé una solitaria nota en La Jornada, el martes 19: “Peña condecora al Rey de Arabia”, decía un gris despacho de agencias.

¿Quizá no se enteró ninguno de los 30 periodistas que acompañan al Presidente en sus viajes? ¿O una pifia de Los Pinos impidió informar a los mexicanos este extraordinario acontecimiento?

No, debe ser un ‘compló’: Silva Herzog y Reyes Heroles escribieron diatribas sobre algo que nunca ocurrió. Sin embargo, Aristegui Noticias y Proceso mintieron al informar que Peña había condecorado a un rey de 188 ejecuciones.

Podemos estar en paz: el Presidente y la Cancillería no traicionaron los principios de la política exterior mexicana, ni la convirtieron en catapulta de los proyectos económicos del gobierno para adular a un rey villano en el reino de los hidrocarburos.

En las memorias de la Presidencia y del 95% de los medios mexicanos, Peña jamás condecoró a un rey que hoy debe estar muy confundido preguntándose si soñó o es verdad que Peña le abrazó el tórax con el Águila Azteca que reposa en algún lugar de su palacio.