La complejidad de hacer ‘dibujitos’

Del fracaso surgen los mejores trabajos, o al menos eso es lo que plantea Alberto Montt, el ilustrador chileno detrás del blog Dosis Diarias. “He fracasado tantas veces que sé que se sale adelante. No es una costumbre pero no me da susto para nada, las grandes cosas que he hecho en la vida todas han sido postfracaso; comenzar el blog”, comenta sobre sus miedos y el hecho de tener que salir constantemente de la zona de confort para reinventarse creativamente.

Montt recién visitó la Ciudad de México con su amigo y colega Ricardo Siri, con quien realizó un stand up de ilustración. “Claro que me da miedo, pánico, pero la zanahoria es muy buena, te paras acá pero la zanahoria está allá y dices ¡ay, está buenísima!; ¿me explico? Poner el piesito afuera ¿qué es lo peor que puede pasar? Ser un fracaso absoluto y ya”.

No es que Montt esté en la búsqueda de retos para saber si triunfa o fracasa, sino que indaga sobre nuevos métodos para entrenerse y vivir de ello. Siempre soñó con tener un trabajo “que le permitiera viajar” y cuando habla de cómo lo ha logrado con sus ilustraciones se emociona como un niño.

“Cuando estoy a punto de viajar digo ¡ay no, de nuevo aduana, avión, maleta!, pero llegas y ves a los amigos y dices ¡qué felicidad estar acá!; odio ser tan enfático porque suena a ‘qué pena tu carrera’, pero lo mío ¡es hermoso!, ¡haces dibujitos, a la gente le gusta y te compran libros! No puedo creer esto, es maravilloso”. ¿A qué lo atribuye? Es un proceso que debía pasar, dice, el que a la gente le interesara mucho más leer un blog o libro de ilustración que las noticias en un medio de comunicación cuadrado, impuesto a la sociedad porque se supone que ahí es donde se tiene que leer lo más relevante del día.

“Es una tendencia irrevocable, hoy en día siempre va a vender más un portal o por sí mismo alguien que escribe en un espacio determinado que un columnista de periódico”, y remata con la típica frase de que “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, no niega que la industria del arte gráfico en Latinoamé- rica enfrenta una terrible situación. “Hay a quienes les va bien, pero siguen ganando mucho menos que un ingeniero comercial de una empresa media. Pero volvemos al tema de la inevitabilidad, aunque se debata cuánto ganas o cómo es el mercado no puedes hacer otra cosa”.

Y si algo presume de su oficio es que en Chile, donde vive, puede expresarse sobre cualquier tema sin temor a represalias: no existe una censura contra los ilustradores. “En Venezuela, Colombia y Ecuador es un poco más complicado. Ni hablar de Afganistán y esos barrios”. No nos vayamos tan lejos, tiene muchos amigos y colegas mexicanos y está consciente del contexto que los medios, ilustradores y caricaturistas deben enfrentar diariamente.

“Tengo la suerte de vivir en un país en el que la censura no es el tema, puedes decir lo que se te cante la gana. Para mí es muy fácil venir y pontificar sobre la libertad de expresión, ser valiente. Pero otro gallo canta cuando tu vida corre peligro y tienes que hablar en un lugar como Veracruz, pon tú”.