#Cuatroson los gobernantes que cambiaron al DF

Aunque hemos tenido a seis jefes de gobierno, sólo cuatro de ellos fueron elegidos democráticamente: Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera. Rosario Robles fue designada por Cárdenas para poder competir en las elecciones presidenciales del año 2000; la misma función cumplió Alejandro Encinas, a quien López Obrador delegó su “ciudad de la esperanza” para también iniciar la lucha en las elecciones presidenciales del 2006, las más discutidas que hayamos sido testigos.

Los cuatro gobernantes han sido de partidos y coaliciones de corte izquierdista, Cárdenas, ganó con el 48.11% de los votos; López Obrador obtuvo un 38.5%; Ebrard 46.38% y Mancera logro arrasar en las elecciones con un 63.55%.

Los programas sociales, la transformación del transporte público, los eventos masivos, impulsar leyes de avanzada, y formar una identidad chilanga son algunos de los estandartes que han llevado estos cuatro gobernantes.

Queridos, odiados, polémicos todos, siempre figuras presidenciables, pero hasta ahora ninguno lo ha logrado.

No obstante, han tenido la oportunidad de ser parte de la historia de esta ciudad, que gracias a una reforma constitucional hecha en 1993, ha podido votarles desde 1997.

 

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano

El Distrito Federal y la izquierda del México contemporáneo se puede contar en AC/DC (antes de Cárdenas y después de Cárdenas).

Hijo de uno de los presidentes más queridos que ha tenido nuestro país, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano no solo ha sido el único hombre que ha intentado ganar tres veces las elecciones presidenciales sin lograrlo y no desmoralizarse, sino el primer jefe de gobierno del DF, el fundador del Partido de la Revolución Democrática y el líder moral de la izquierda mexicana.

Nació justo cuando su padre, el general Lázaro Cárdenas del Río estaba en campaña por la presidencia, un emblemático 1 de mayo de 1934. Su compañero del jardín de niños fue Porfirio Muñoz Ledo, a quien enfrentó en 1999 por la candidatura del PRD para ser candidato presidencial en la justa del 2000. Aunque militó en el PRI por 25 años, en 1989 fundó el PRD.

Antes de él, los regidores del Distrito Federal eran designados por el presidente de la república, después de él, se quedó la democracia en la ciudad.

Aunque solo estuvo dos años, porque el último dejó a Rosario Robles como jefa de gobierno para irse a competir a las presidenciales, tuvo tiempo de comenzar a plasmar algunas de las políticas públicas de las que ahora gozamos.

Sin embargo, no se salvó de los escándalos, el caso del asesinato de Paco Stanley fue uno de ellos, los altos índices de la delincuencia y la contaminación, otros más.

Cuauhtémoc Cárdenas sigue siempre presente, ya sea como Coordinador de los Festejos del Bicentenario que fue en el 2010 o como Coordinador de Asuntos Internacionales del Gobierno del DF, cargo que le dio Miguel Ángel Mancera.

Después de Cárdenas, llegaron los sexenios al DF, se instalaron los poderes de izquierda y quedó como sucesor el jefe de gobierno que dio el primer giro drástico a la ciudad.

 

Andrés Manuel López Obrador

“La Ciudad de la Esperanza”, ese fue el lema que lo dio a conocer y, para el 2000, el líder de los chilangos, con acento tabasqueño, llegó con buena aceptación, pero mucha oposición, ya que desde su precandidatura, los contrincantes del PRD alegaban que no había cumplido los cinco años necesarios viviendo en el DF como para ocupar ese puesto político. Sin embargo, logró ser el candidato y derrotó a Santiago Creel, candidato del PAN.

Entre sus primeras acciones estuvieron la construcción del segundo piso del Periférico, la pensión alimentaria para los adultos mayores, después llegaría el inicio del rescate del Centro Histórico y la planeación del Metrobús.

Con un estilo de vida austero, viudo y padre soltero de tres hijos que vivían en su departamento en Copilco 300, llegaba a trabajar en su “Tsurito” blanco que manejaba su inseparable chofer, Nico.

Todos los días, a las seis de la mañana estaba en la jefatura de gobierno para dar su informe a la prensa, estrategia le valió para estar siempre ahí, presente, dictando la nota diaria.

AMLO tuvo una relación ríspida con el gobierno federal encabezado por Vicente Fox.

Se opuso a que el Seguro Popular entrara al DF, y junto con Marcelo Ebrard, entonces Secretario de Seguridad Pública, trajeron al ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani y el programa “Cero Tolerancia”, para bajar los índices delictivos y de corrupción.

En el 2004, unos linchamientos en Tláhuac dejaron mal parado a Ebrard, quien fue destituido de su cargo por el presidente Fox, pero AMLO lo llevó de nuevo a su gabinete, ahora como secretario de Desarrollo Social.

Desde entonces ya se notaba la predilección del tabasqueño por su predecesor.

El 2004 aparecieron los video escándalos, que pusieron en evidencia la corrupción de hombres muy cercanos a AMLO, como Gustavo Ponce, secretario de Finanzas del DF, y René Bejarano, su secretario particular.

El primero fue descubierto gastando millones del erario en apuestas en Las Vegas, el segundo fue grabado recibiendo fajos de billetes del empresario Carlos Ahumada, quien colocó cámaras y dinero para documentar el acto corrupto.

Las aspiraciones presidenciales de AMLO ya eran suficientemente claras como para que sus adversarios comenzaran a frenar esa popularidad que cada vez se hacía más grande fuera del DF.

Por no acatar una orden judicial de no construir en el predio “El Encino” en Santa Fe, casi le quitan su fuero político e iría a la cárcel, por lo que no podría competir en las elecciones presidenciales del 2006.

Al final, todo resultó favorable para Andrés Manuel, iba arriba en las encuestas para ser el primer presidente de izquierda, el PRI se veía debilitado por conflictos internos y Felipe Calderón no parecía rival para él.

Sin embargo, el PAN despuntó junto con una campaña negra transmitida en los medios de comunicación, la imagen de AMLO como un peligro para México, le hicieron perder seguidores. Llegó el 2 julio del 2006, se celebraron las elecciones y la moneda estaba en el aire, no había ganador total.

El 6 de julio, el IFE daba la victoria por medio punto porcentual a Felipe Calderón. Entonces se vio la inconformidad de los seguidores del perredista, un movimiento de resistencia que pedía el recuento de votos, un plantón en Paseo de la Reforma hasta el Zócalo, la incredulidad de la derrota y la incertidumbre de la democracia, de un fraude electoral.

Pese a la derrota de López Obrador, en las elecciones locales ganó Marcelo Ebrard Casaubón, el hombre que daría continuidad a todos los proyectos sembrados por AMLO.

 

Marcelo Ebrard Casaubón

“El mejor alcalde del mundo en el 2010”, según la fundación inglesa City Mayors, Marcelo Ebrard Casaubón ha sido el único jefe de gobierno del DF que ha concluido su sexenio, pero no tanto por gusto, sino porque AMLO ganó la candidatura interna del PRD para ser el representante en las elecciones del 2012.

Su sexenio será recordado por transformar la ciudad, desde ordenar a algunos vendedores ambulantes hasta la construcción de tres líneas de Metrobús (y la renovación de la primera), de acondicionar el Circuito Interior ahora llamado Bicentenario, hacer la Autopistas Urbana, dar una nueva cara al Centro Histórico y hasta introducir el transporte individual Ecobici.

Una de las mejores sorpresas que dio Ebrard fue el anuncio de la construcción de la línea 12 de Metro, transporte que no veía una estación nueva desde el año 2000.

Con líos en su entrega y presuntos casos de corrupción en las inversiones, se estrenó el 30 de octubre del 2012 la línea Dorada.

Leyes liberales como la del matrimonio de personas del mismo sexo y la suspensión legal del embarazo hasta las 12 semanas de gestación fueron logros de su administración al igual que la apertura de nuevos programas sociales como Prepa Sí para apoyar económicamente a los estudiantes y bajar lo índices de deserción escolar.

No obstante los logros, los problemas no faltaron.

No haber reconocido a Felipe Calderón como presidente legítimo y no asistir a sus eventos, hicieron que recibiera poco presupuesto federal.

El brote de la influenza AH1N1 en el 2009 fue un momento de descontento social y pérdidas económicas.

Pero la tragedia más grave fue la ocurrida por un operativo policial fallido en la discoteca News Divine, donde murieron nueve jóvenes y tres policías.

Esto costó la cabeza de Joel Ortega, el secretario de Seguridad Pública y Rodolfo Félix Cárdenas, procurador de justicia, que fue reemplazado por Miguel Ángel Mancera.

Si bien Ebrard evitó cualquier encuentro con Calderón, incluso para los festejos del centenario de la Revolución Mexicana y el bicentenario de la Independencia, en el 2012, el jefe de gobierno invitó al mandatario federal para la inauguración de la Línea 12 del Metro.

Ya no era candidato presidencial, su administración en el DF concluía, le quedaba guardar una buena imagen para poder competir en las presidenciales del 2018. Y así como a él lo arropó López Obrador, él lo haría con el procurador Miguel Ángel Mancera, candidato de las izquierdas para ser el siguiente jefe de gobierno.

 

Miguel Ángel Mancera

Llegó al mando del DF como el candidato con mayor porcentaje de aceptación, aplastó a sus rivales con un 63.55% de los votos, es la primera vez que la ciudad sería gobernada por un hombre sin carrera política, sin estar afiliado a ningún partido.

Ya había tenido contacto con Ebrard, que recurrió a sus servicios como abogado para una asesoría legal en el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Trabajó con su antecesor en la Secretaría de Seguridad Pública y en la Secretaría de Desarrollo Social, además estuvo con AMLO en el desafuero y dirigió la tesis a su hijo José Ramón López Beltrán, pero nunca se afilió al PRD.

Al llegar al mando del GDF había muchos proyectos a los cuales da continuidad, como las diez líneas de Metrobús trazadas desde la administración pasada, los programas sociales emprendidos desde López Obrador, pero a él lo recibió una ola de manifestaciones violentas el 1 de diciembre, por la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como presidente.

Van sólo siete meses desde que Mancera comenzó a gobernar el DF.

En cuanto a obras, ya se anuncia la conclusión de la Línea 5 del Metrobús para este año, la ampliación de la Línea 12 del Metro hasta Observatorio, dos Autopistas Urbanas para el Oriente y Sur de la ciudad y un maquillaje permanente para rescatar espacios descuidados con luminarias y parques de bolsillo por todas las delegaciones.

Entre sus dolores de cabeza has estado la estatua del dictador azerí Heydar Aliyev, que, con aplausos de los inconformes, logró quitar de Paseo de la Reforma, pero ya la reubicará en una casa de cultura. Se le ha criticado mucho el acercamiento con el presidente Enrique Peña Nieto y el llevar una buena relación con los poderes federales, pero también se ha visto como una virtud porque esto atraerá mejores tratos para la ciudad.

El caso Heaven ha sido, hasta ahora, el infierno de Mancera: 12 jóvenes tepiteños secuestrados de un bar de la Zona Rosa, una balacera en el barrio de Tepito, un muerto de bala en la colonia Condesa, una ola de sucesos violentos que han bajado su popularidad así como esa seguridad que ya sentíamos los chilangos que era casi nuestra.

(Cristina Salmerón)