Cuesta más no salir del clóset

En 1990, la Organización Mundial de la Salud quitó de la lista de enfermedades a la homosexualidad, pero 23 años después hay mucha gente que aún considera que es algo que se “puede curar”; si esta condición sexual no se admite desde temprana edad, puede haber consecuencias terribles.

La falta de información, la comprensión de los padres, las burlas de los compañeros de la escuela hace que quien ha aceptado su homosexualidad tenga un camino más complicado.

“Otra realidad son los transexuales, que al no aceptarse, no informarse, comienzan su transformación de forma desinformada, inyectándose aceite de cocina en los glúteos, en la piernas para cambiar”, cuenta Jaqueline L’hoist sobre casos que han llegado al Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la ciudad de México (Copred), instancia que preside.

“Al notar esos cambios, los padres los corren de sus casas o ellos se van, parte de las personas en situación de calle son estos varones. El camino es largo y tortuoso”, expone L’hoist.

Respetar lo que no eres

En otros escenarios, el rechazo de los padres llega a tal grado que obligan a los hijos a tener relaciones con gente del sexo opuesto para ver “si se componen”, asegura Jaime López Vela, abogado presidente de Agenda LGBT, “y así llegan a casarse, tener hijos, ser infelices”.

Negarse a hacer una prueba de VIH es también otra consecuencia de la represión, ya que muchos no lo hacen por temor a que se enteren de que son homosexuales, comenta Jaqueline.

“Nadie te pide que seas lo que no quieres ser, sino que respetes lo que no eres”, dice la presidenta de Copred.

¿Qué pueden hacer los padres?

“Si un padre se da cuenta que su hijo es gay, lo mejor que puede hacer es informarse, entenderlos y crearles un contexto de inclusión, de respeto, de derechos para que cuando crezcan sepan todo lo que hay para protegerse”, apunta López Vela.

Añade L’hoist que es preciso entender que esto no es una enfermedad, un maleficio, que no va a cambiar y es necesario ayudar a los hijos. “Hasta cambiar su identidad de género si es necesario para que se desarrollen plenamente y no lleguen a los 32 años a comenzar ese cambio que reprimió todo ese tiempo”.

Guadalupe González, del Centro Comunitario de Atención a la Diversidad Sexual, cuenta que un señor de 68 años, que se declaró muy religioso, llego para preguntar cómo podía entender a su nieto homosexual y, movido por el amor, pedía ayuda para apoyarlo. “Esto me parece de mucha esperanza”.

¿Qué hace el gobierno?

La actriz y activista Jesusa Rodríguez, de las Reinas Chulas, ha dicho que en todas las familias hay un gay o una lesbiana, que es tan común como tener un televisor.

Al aceptar esta realidad, lo que el Gobierno del DF ha decidido es otorgar libertades a los LGBTTTI, pero aún faltan políticas públicas de sensibilización y programas educativos por parte de ellos. Un ejemplo es que ni en la Secretaría de Educación Pública ni en su similar capitalina hay un programa educativo sobre diversidad sexual.

Ante esto, Mara Robles, secretaria de Educación en el DF puntualizó que en un convenio recién firmado con la SEP acordaron dar educación ciudadana que entre otros temas incluye cultura la para la paz y la no violencia y no discriminación por preferencia sexoafectiva.

“Esto irá acompañado de un material de texto hecho por Guadalupe Loaeza  y comenzará a aplicarse en el próximo ciclo escolar”.

El 19 de abril, el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, presentó el Programa para Prevenir y Eliminar la Discriminación para el DF 2013, en ese día, aseguró que este programa intenta capacitar a todos los servidores públicos para no discriminar y se llevará también a las escuelas.

“Hoy en el DF tenemos la ley que acepta los matrimonios del mismo sexo, la ley para prevenir la discriminación, la homofobia está tipificada como delito, pero la ley va por un lado en avanzada y la cotidianidad no la ha alcanzado. Ese es el reto”, concluye L’hoist.

(CRISTINA SALMERÓN)