Dreamers CDMX

Llegan con la esperanza a cuestas, los ahorros de un año y un par de maletas. Ellos migran de sus estados para encontrar en el DF una opción para lograr el éxito.

Fotos: Alfredo Boc / MxM.
Fotos: Alfredo Boc / MxM.

Algunos llegan a estudiar y se quedan, otros arriban con la idea de tener un cambio laboral y varios más huyen de la violencia que se vive en sus estados. Todos tienen un denominador común: buscan en la Ciudad de México las oportunidades que no halla en su tierra natal.

José Borunda dejó un trabajo estable de ingeniería en Ciudad Juárez, Chihuahua, para tratar de tener un futuro como músico en el Distrito Federal.  Marisol González llegó hace seis años, procedente de Durango, y su meta es convertirse en actriz profesional.

La Ciudad de México es un receptor de soñadores por excelencia. Los migrantes conforman el 19 por ciento de su población, es decir, uno de cada cinco habitantes nacieron en otro estado, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2010.

Los “dreamers” mexicanos en su mayoría son jóvenes de 15 a 30 años, tienen nivel de escolaridad superior a los 13 años y son las mujeres quienes encabezan esta tendencia con el 20.4 por ciento, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo).

CAMBIAR DE VIDA

Hace siete años, José Borunda, de 31 años decidió cambiar de metrópoli y de vida. Dejó Ciudad Juárez, la ingeniería y tomó su guitarra para cumplir su anhelo de ser músico en la Ciudad de México.

Lo difícil, cuenta, comenzó con el distanciamiento de amigos y familiares, con empezar una historia distinta, con prisas y un mar de gente.

Al guitarrista, el DF le permitió materializar su sueño: logró abrirse paso en “un mundo muy competitivo” y vivir de la música; la banda con la que toca —Hello Seahorse— se ha presentado en escenarios como el Palacio de los Deportes, Vive Latino o el Zócalo y ha ganado premios como el MTV, Lunas del Auditorio, además de ser nominados al Grammy Latino. Las claves para lograrlo, dice, fueron la insistencia, paciencia y dedicación.

“Esta metrópoli tiene cosas maravillosas, te permite conocer mucha gente, siempre hay un lugar a donde ir sin importar la hora, el clima es muy cómodo. Sin embargo, hay veces que extrañas sentir cierta calma, tener una casa grande con un perro que pueda jugar en el patio. La renta en DF es absorbente, comprar una casa se vuelve imposible para las generaciones nuevas”, explica José.

El pago de la renta representa, en promedio, 44.29 por ciento de los ingresos de las personas, incluyendo los servicios, de acuerdo con la encuestadora Mercer.

Fotos: Alfredo Boc / MxM.
Fotos: Alfredo Boc / MxM.

CIUDAD APABULLANTE

Algunos de los recién llegados a la Ciudad optan por vivir en hostales o casas de estudiante, como Marisol González, de 28 años, originaria de Durango, quien vivió tres años en una casa de estudiantes en Santa María la Rivera; ahí, casi todos los habitantes son duranguenses, varios de ellos llegaron al DF para estudiar o alejarse de la violencia que ya no les permitía llevar su vida cotidiana.

Marisol llegó a la Ciudad de México hace seis años, con la meta de ser actriz profesional de teatro. Los primeros días, recuerda, la ciudad le pareció apabullante; “uno de los principales retos es en el trabajo, debes demostrar que estas a la altura y que no vienes a quitarles su chamba”.

En los últimos diez años, el Distrito Federal ha estado entre las primeras cinco entidades con mayor desempleo: del 2005 al 2009 se colocó en el primer peldaño de forma consecutiva. En el 2010 y 2011 estuvo entre los primeros diez lugares, mientras que en el 2012 volvió a ser la entidad con más desocupación, según datos de INEGI.

Los migrantes representan 56.7% de la población ocupada en servicios de transporte, comunicación, profesionales, financieros, sociales, gobierno y otros, de acuerdo con Conapo.

En la Ciudad de México, dice Marisol, “eres tú contra el mundo. Hay una idiosincrasia muy especifica a la que te tienes que adaptar sin perder tu identidad”.

Uno de sus mayores retos en el DF, cuenta, ha sido mantener un buen estado de salud. La contaminación en el aire le provocó rinitis alérgica a pocos meses de su llegada, lo que también implicó mayores gastos.

Marisol combina su trabajo como actriz de teatro con el de community manager de un portal de internet, “porque el presupuesto no alcanza”.

“Cuando llegas vienes con muchas expectativas, con la fantasía de que vas a vivir de tu carrera, luego te das cuenta que la realidad es otra”.

Muchos de los que llegan, dice, tienen que hacer un esfuerzo extra, tener dos trabajos, “el que te apasiona y el que te da de comer; en el teatro muchas veces tienes que poner de tu dinero para que las cosas salgan”.

Marisol comenta que muchos de los migrantes que llegan a la Ciudad de México lo hacen por “mejorar el nivel de vida que teníamos en nuestras ciudades. Tratar de mantener un nivel de vida de acuerdo a tus gustos y necesidades no es fácil”.

 

DATOS

3.9% de quienes adoptan al DF como su nueva ciudad de residencia son del Estado de México.

2.3% de los migrantes que llegan a vivir a la ciudad son de Puebla.

1.9% de quienes se instalan en el DF son originarios de Oaxaca.

 

DREAMERS DE OTROS TIEMPOS

Ultiminio Ramos llegó de Cuba en 1971, tenía 17 años y el sueño de ser el número uno del peso pluma. Se instaló en el Hotel Virreyes, a unos pasos de Eje Central; en el lugar se sentía en familia, porque ahí hizo grandes amigos. Desde 2012, ese edificio histórico funciona como hostal.

Amante de la música, Ultiminio cuenta que después de largos entrenamientos le gustaba colarse donde había buena “rumba” y el lobby del Virreyes era un lugar de fiesta segura.

Ultiminio se dice agradecido con el DF, ya que le ha permitido “tenerlo todo” y coronarse como campeón mundial de boxeo.

 

 

CIUDAD QUE CUESTA

El Distrito Federal es la treceava ciudad más cara para vivir en América Latina para extranjeros, según el último estudio de Costo de Vida Internacional de Mercer. En este ranking la metrópoli pasó del lugar 150 al 137, derivado de aumentos en vivienda, bienes y servicios; mientras que en la medición nacional es la cuarta entidad más cara para vivir en México.