“La UACM se pudrió”, por @MLopezSanMartin

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Quizá el rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Enrique Dussel, crea que, como ya no ocupa los principales espacios noticiosos, la institución que dirige ya no está en crisis. Quizá piense que no hablar del tema hará que olvidemos el rezago en el que vive esa institución. Probablemente apueste a la desmemoria, al olvido.

Lo cierto es que la UACM sigue en crisis. Crisis que arrastra desde hace 12 años –cuando abrió sus puertas-, que ha costado a los capitalinos cientos de millones de pesos y que ha lastimado el futuro académico de miles de estudiantes.

Desde su origen sirvió de botín, su estructura creció torcida y hoy es un lastre. La UACM es un jugoso coto de poder, con una bolsa de casi 900 millones de pesos al año. Y, aunque el rector Enrique Dussel diga lo contrario, lo que ocurre en la Universidad es escandaloso, lastimoso y grosero.

Escandaloso para los capitalinos que mantenemos planteles en condiciones deplorables, mientras observamos como el 93% de los recursos se destinan al pago de salarios de trabajadores y profesores, y no a la mejora de una Institución sumida en el rezago educativo.

Lastimoso porque, mientras otras Universidades públicas sí cumplen con su rol educativo, en la UACM la educación no es prioridad.

En el Instituto Politécnico Nacional, por ejemplo, el costo por graduado es de 118 mil 517 pesos; en la UACM cada egresado cuesta más de 6 millones de pesos. Mientras en el IPN el 61% de quienes se inscriben, terminan sus estudios, en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, apenas el 1% de los alumnos lo hace.

Grosero porque no se puede entender que una institución que ejerce recursos públicos, lo haga desde lo oscurito. Durante meses, la UACM no transparentó lo que hacía, mucho menos la manera en la que sus directivos ejercieron el presupuesto. Ningún estudiante, padre de familia, o ciudadano pudo preguntar sobre el manejo y destino de los recursos públicos utilizados en la Universidad.

La UACM es un modelo educativo fallido. Es la Universidad pública más cara del mundo, a decir de su número de egresados: apenas 135 entre 2011 y 2012. 6 millones 650 mil 229 pesos costó al erario cada uno. Un insulto. Insulto que el rector Dussel defiende desde su oficina.

Lo hace desde ahí porque sistemáticamente niega entrevistas. A las solicitudes, no responde. Y cuando lo hace, contesta con tono burlón, de quien olvida que ejerce recursos públicos.

“Ya hemos hablado mucho de ese tema”, dice cuando se le pide responder a los cuestionamientos. Y cuando se le insiste, contesta: “Van a tener que seguir esperando”.

Y sí, aquí seguimos esperando mientras el rector rehúye a la realidad y trata de ocultar lo inocultable. Fotografías captadas por máspormás en un recorrido, en horario escolar, por los salones, oficinas, patios y hasta los baños en los planteles uacemitas del Centro Histórico, Del Valle y San Lorenzo Tezonco  reflejan la crisis.

Y no, no se trata de desaparecer la Universidad, como ya se ha propuesto incluso en la ALDF. Lo que debe desaparecer es la política, el negocio y el lucro de las aulas.

A la UACM le urge que su rector deje de repetir – como lo hizo en el marco del Aniversario 12 de la Institución- que todo transcurre con “normalidad”, mientras la Universidad sigue en crisis, sumida en la mediocridad y secuestrada por quienes no tienen intereses educativos, sino políticos y económicos.

Lo que necesita la UACM es una reestructuración de fondo. Y esa es responsabilidad del GDF, sí, pero también de los diputados en la ALDF.

Miles de estudiantes merecen educación de calidad para salir y competir en el mercado laboral. La grilla barata tiene que estar fuera del salón de clases. La UACM tal y como está hoy ya no sirve, se pudrió.

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Adicto a twitter. Ha colaborado en Reforma, El Universal, Crónica, Emeequis y diversos espacios de radio. En Proyecto 40, conduce Informativo 40 y participa en “A que no sabías”. En el Canal del Congreso modera “Visión Universitaria”.

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(Manuel Lopez San Martín)