No pueden bajarle al volumen

Para los comerciantes de la Zona Rosa, es imposible mantenerse por debajo de los 62 decibeles que marca la ley, sobre todo cuando se trata de bares, cantinas, discotecas y antros diversos.

 Así lo dio a conocer Jorge Pascual, presidente de la Agrupación de Comerciantes de la Zona Rosa, quien pidió que sea replanteadas las verificaciones por ruido, que han generado “excesos y sanciones injustas”.

Según un experimento realizado por su gremio, el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal no pasaría la prueba del decibelímetro. Tampoco lo lograrían los locales de la Plaza Garibaldi.

Reiteró que sus colegas no se oponen a la revisión de sus locales para saber que cumplen con las distintas normatividades, y que prueba de ello es que casi todos se inscribieron en el programa de Verificación Voluntaria.

CALLES DE LOCOS

El problema no se limita a los locales cerrados. El ruido de 4.3 millones de vehículos que transitan por la ciudad de México produce riesgos en la salud.

“El ruido es un contaminante que afecta la salud física y mental. Las personas que están constantemente sometidas al él, se ponen en una situación de estrés y afectan su corazón y sistema nervioso”, señaló el doctor Fausto Rodríguez, coordinador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la UAM Azcapotzalco.

De acuerdo con el investigador, el grupo más perjudicado es aquel que trabajan en la calle: taxistas, comerciantes, vendedores de periódicos, mensajeros y policías de tránsito.

“También afecta a las personas que viven cerca de avenidas o calles ruidosas, porque los edificios no están construidos para aislar el ruido continuo de los trailers”, dijo Rodríguez.

“En varios países de Europa, incluso de Latinoamérica como Chile, Basil o Colombia, ya comienzan a obligar a los arquitectos a construir edificios que reboten el sonido y lo aislen”, agrega Fausto Rodríguez.

FIN AL ESCÁNDALO

Si bien en las calles con mayor aforo vehicular resulta inevitable bajar el volumen, en aquellas con ruidos innecesarios, como las que están repletas de lotes con altavoces o bocinas, la policía ya entra en acción.

De acuerdo con información dada por la Secretaría de Seguridad Pública, el programa de decibelímetros o sonómetros empieza a trabajar en marzo en las calles del Centro Histórico.

Los policías capacitados para medir el ruido van aplicarle la norma 005 ambiental a todos aquellos que rebasen los límites sonoros que debe cumplirse: 65 decibeles en el día (de a las 6 y las 20 horas) y 62 por la noche (de 20 a las 6 horas).

(CRISTINA SALMERÓN Y JOSUÉ HUERTA | MÁS POR MÁS)