Personas con discapacidad viven en el olvido

Instalar un semáforo sonoro para que las personas con debilidad visual puedan cruzar la calle es una odisea completa para las autoridades de la ciudad, por ello solamente se ubican en colonias como el Centro Histórico y Condesa.

En entrevista, el director ejecutivo de apoyo a personas con discapacidad del DIF, Fidel Pérez de León, dijo que han puesto estos sistemas en otras zonas, pero los vecinos piden que sean retirados porque resultan molestos a ciertas horas.

Por esta razón el funcionario considera que una de las principales barreras a vencer para integrar a este sector de la población en la capital es sensibilizar a los ciudadanos sobre el tema para que entiendan los problemas que enfrentan.

La vicepresidenta de la asociación Libre Acceso, Laura Bermejo, dijo que incluso los capitalinos han propuesto que los semáforos sonoros operen en un horario específico para que al caer la noche ya no emitan ruidos que los molesten.

“Las personas con discapacidad también tienen derecho a salir por la tarde, dar un paseo y contar con este tipo de apoyos. No creo que deba condicionarse el horario de estos sistemas por este tipo de cuestiones”, comentó Bermejo a MÁSDF.

ACEPTAN REZAGO

La secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez admitió que el tema en el que se encuentran más rezagadas las autoridades sobre la discapacidad es la adaptación de espacios accesibles para que puedan movilizarse las personas que presentan esta condición.

Esta percepción también es compartida por el jefe delegacional de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, quien aseguró que la infraestructura metropolitana y del país no cuenta con la accesibilidad que tienen otras ciudades en el mundo.

Por su parte, la representante de Libre Acceso, Laura Bermejo, explicó que las condiciones geográficas y del suelo de la capital impiden que ciertos lugares y colonias puedan ser completamente accesibles a la discapacidad.

Indicó que entre las delegaciones con mayores problemas para adaptar su infraestructura se encuentran Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta, Álvaro Obregón y Cuajimalpa, principalmente en los perímetros de tipo rural.

El viaje nuestro de cada día

Raúl viaja todos los días al Centro Histórico en silla de ruedas; su recorrido comienza en la estación del Metro General Anaya y termina en Allende. Aquí no hay ninguna rampa que le ayude a movilizarse por cuenta propia.

El joven de 18 años es apoyado por su padre, quien debe solicitar ayuda de otros ciudadanos para subir y bajar la silla de ruedas en las escaleras de ambas estaciones; para Raúl la Línea 2 de este sistema de transporte es inaccesible.

“Casi siempre se acerca alguien para cargar la silla, aunque muchas veces las personas tienen prisa y no pueden detenerse. No creo que sepan lo difícil que es moverse aquí, uno termina muy cansado”, narró el familiar.

Fidel Pérez de León también se mueve en la ciudad a través de una silla de ruedas y concuerda en que el transporte público no es completamente accesible, principalmente aquellos sistemas que fueron construidos hace varios años.

El problema es el costo que implicaría adaptar cada una de las líneas que son de difícil acceso, por lo que estudiarán cuáles son las estaciones más utilizadas por las personas con discapacidad para adecuarlas según las necesidades.

¿Cuántos son?

No existe un censo confiable que indique cuántas personas con discapacidad habitan en el Distrito Federal.

El registro más reciente del Inegi señala que 5.45% de los capitalinos padece esta condición

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 15% de la población mundial tiene alguna discapacidad.

La secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez, dijo que efectuar un censo en la ciudad es complicado porque incluso podría resultar incómodo para los mismos ciudadanos.

Muchos registros, pocos apoyos

La recién inaugurada Línea 5 del Metrobús tiene rampas, guías táctiles y sanitarios especiales.

Pese a ello urgió a las autoridades a pensar más allá de la discapacidad física, ya que la escasa accesibilidad en la capital también afecta a quienes tienen una discapacidad sensorial, como los débiles visuales y las personas con sordera.

(IGANACIO GÓMEZ)