“Por un mundo en el que la palabra hipster no se use como insulto”, por Rulo

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 Es altamente probable, queridos lectores, que ustedes hayan escuchado la palabra hipster. Por lo menos los jóvenes que tienen en sus manos este diario. Yo la escucho y la leo varias veces al día. Cada vez más. Y aunque conozco su origen —ya hablaremos de eso más adelante— no sé a ciencia cierta cuál es el significado preciso que se le da aquí y ahora.

¿Oportunista?

¿Borrego?

¿Sabelotodo?

¿Alguien que desconoce el sentido de la palabra “individualidad?

¿Quién no es “auténtico”?

¿Obsesionado con las novedades?

¿Víctima de la moda?

¿Ciclista urbano?

¿Propietario de un perro?

¿Habitante de la zona Condesa-Roma-Juárez-San Miguel-Escandón?

No tengo idea. Pero sé que la gente, la mayoría, utilizan el término de manera peyorativa. Hace poco, por ejemplo, vi que un escritor cincuentón, más o menos conocido, posteaba en su pared de Facebook lo siguiente: “¿Quién lo dijera? Los Infrarrealistas como objeto de culto hipster.” ¿A quién, exactamente, se refiere en su ironía,  cuando usa la palabra hipsters? No tengo idea. El máximo emblema del Infrarrealismo, el chileno Roberto Bolaño, es objeto de culto para un grupo amplísimo de personas, que comprende jóvenes y viejos de diferentes estratos sociales y culturales, de un sinfín de regiones del mundo.

La primera vez que me encontré con el término hipster fue en “En el camino” la celebre novela de Jack Kerouac. El escritor, representante de la generación beat, la utilizaba 

¡Anímate y opina!

*Rulo, Raúl David Vázquez, director editorial de La Semana de Frente. Locutor en Reactor 105.

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