Quieren que Viaducto vuelva a ser un río

Este domingo se realizó un atípico día de campo en la ciudad. El lugar para poner el mantel, el lunch y el vino fue en la pequeña área verde ubicada en el centro del Viaducto.

Pero no duró mucho porque elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal sacaron de esta vialidad a los más de los 50 asistentes al picnic.

El propósito del día de campo organizado por el especialista en construcción sustentable, Elías Cattan, era solicitar al Gobierno del Distrito Federal que el río embovedado en el Viaducto fuera abierto, pero también hacer conciencia acerca de que los ríos de la ciudad deberían ser rescatados.

“Buscamos la regeneración de los espacios urbanos convirtiéndolos en espacios públicos. Mejoraríamos con ellos la calidad de vida por completo. La ciudad está promoviendo toda una cultura gris con la creación de autopistas urbanas que no ayudan a la ciudad, esto está comprobado con estudios”, señaló Cattan.

Esta actividad llevó por nombre Picnic en el Río y aunque temprano el número de asistentes apenas llegaba a 20, para las 14 horas eran 50 quienes llegaron en bicicleta portando canastas con viandas.

Cantaron, platicaron y colocaron una escultura que simboliza los ríos ocultos que pasan por debajo de la ciudad y por otro lado a las construcciones y desarrollo urbano creado sin contemplar la conservación del medio ambiente y la convivencia de las personas.

Elías Cattan, director del Taller 13 Arquitectos, indicó que otro de los beneficios de abrir un río como el de Viaducto, mismo que fue embovedado tras la construcción de la vialidad en 1950, es que la gente podría tomar conciencia de que las montañas continúan produciendo agua y que el líquido que se consume en los hogares de la ciudad no viene de la tubería.

A las 14:30, los policías de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal llegaron al Viaducto para sacar a los asistentes al picnic bajo el argumento que su presencia en el sitio era el que ocasionaba el congestionamiento en la vialidad. Aunque los manifestantes nunca pisaron el arroyo vehicular.

(JOSUÉ HUERTA)