Respiramos un coctel mortal

Los habitantes de la Ciudad de México respiramos aire cargado de contaminantes que dañan nuestro organismo, eso es un hecho. La principal causa es el humo del combustible que usan los automóviles, pero dentro de sus partículas hay una particularmente dañina: el Vanadio.

Este elemento químico entra en contacto con el aire debido a que no se elimina del petróleo cuando se convierte en gasolina. La gasolina al ser quemada por los automóviles integra el vanadio en el aire. Por eso está presente en los pulmones de todos los defeños.

“De ahí pasa al resto del sistema…”, dice la doctora Teresa Fourtoul, académica del Departamento de Biología Celular y Tisular de la UNAM, quien ha investigado el Vanadio durante 30 años.

La académica advierte que las áreas más cargadas con partículas dañinas son las cercanas a las arterias de mayor circulación como Circuito Interior, Tlalpan y Periférico. Además de que está comprobado que las partículas de Vanadio tienen efectos negativos en los sistemas nervioso, circulatorio, respiratorio y hasta reproductivo.

“A menos de que dejemos de respirar no nos podemos librar, porque no hay de otra. Lo que si ayuda es que los niveles de partículas en el ambiente estén bajos. Esto tiene que ver con el tráfico y la calidad de la gasolina”, dice.

POLÍTICA ENCONTRADA

Las últimas administraciones en el DF instalaron gimnasios públicos en bajo puentes y camellones recuperados que se encuentran cerca de vialidades muy transitadas.

No obstante, ejercitarse en estas zonas podría saturar nuestro organismo de todos esos elementos dañinos, entre ellos el Vanadio.

“El problema es que no se ha medido la cantidad de contaminantes que se generan o que se quedan debajo de los puentes y estos espacios que se están rehabilitando”, dice Teresa FourToul.

Ella considera que la política puede causar más daños que beneficios: “Creo que (los contaminantes) van a ser más altos (en esos gimnasios) porque no hay forma de que se eliminen hacia la atmósfera y se quedan atrapados en esas zonas donde están”.

Al respecto, Armando Ahued, secretario de Salud del DF dice que el tema queda rebasado porque la mala calidad del aire es generalizada, así que no importa dónde te ejercites, respiras lo mismo.

Incluso, Ahued sostiene que cerca del 60 por ciento de los capitalinos sufren alguna enfermedad relacionada con la falta de ejercicio, aunque recomienda estar pendiente a la mala calidad del aire antes de hacer ejercicio.

“Realmente hace más daño no hacer nada que hacer ejercicio en estos sitios. La verdad es que si ponemos en una balanza qué es más dañino y qué es lo mejor, es más dañino no hacer nada de ejercicio y estar con el sedentarismo y lidiar con la contaminación misma”, dijo.

La política de instalar estos gimnasios al aire libre, no obstante la mala calidad del aire, continuará ya que el Gobierno del Distrito Federal planea tener 600 espacios de este tipo instalados en diciembre.

CÓCTEL MORTAL

El aire que respiramos contiene:

-Monóxido de Carbono

-Ozono

-Bióxido de Carbono

-Partículas suspendidas

-Vanadio

EFECTOS COMPROBADOS 

-Produce irritación

-Alteraciones en la frecuencia cardíaca

-Aumenta la concentración de plaquetas, celdas que tiene que ver con la coagulación

-Aquellos sitios con concentraciones altas de partículas, hay mayor presencia de infartos y de formación de coágulos.

DAÑO EN LOS SISTEMAS

-Reproductivo: causa alteraciones en el ciclo menstrual que altera la producción de hormonas sexuales.

-Nervioso: Acelera la muerte neuronal y evita la comunicación entre ellas, altera la percepción del olfato.

EL DATO CURIOSO EN LA HISTORIA

-El vanadio fue descubierto por el mineralogista mexicano Andrés Manuel del Río en 1801, cuando estudiaba minerales de la vanadinita en Real del Monte, Pachuca, en ese entonces lo llamó Erythronium.

-Sin embargo, en 1805, influenciado por otros científicos de que su hallazgo no era más que Cromo, un elemento ya catalogado, no lo registró debidamente. Para 1831, el metal fue registrado por el químico sueco, Nils Gabriel Sefström, quien lo redescubrió en un óxido mientras trabajaba con minerales de hierro.

-Hubo un intento del geólogo George William Featherstonhaugh para que el vanadio se renombrara como “rionium” en honor a Del Río, pero esta sugerencia no tuvo éxito. No obstante, se da el reconocimiento al aporte del mexicano.

(JENNIFER ALCOCER)