Una universidad que prepara a jóvenes con discapacidad

Sentados alrededor de una mesa, Mayra, Esteban, Sergio y 10 jóvenes más lucen sonrientes mientras esperan el comienzo de su terapia grupal. Perdieron su hora de comida, pero eso no los impacienta ni los molesta, por el contrario, durante esa hora ’perdida’ se mostraron felices de estar en ese espacio y compartir sus experiencias.

Este grupo, formado por 17 muchachos, tiene algo en común: una discapacidad mental —síndrome de Down, rasgos autistas, discapacidad motora y discapacidad intelec-
tual— y ganas de volverse independientes.

Poco a poco han ido avanzando tanto en la cuestión académica —desde preescolar hasta ahora que asisten a la universidad— como en la social —son becarios en una empresa y conviven con personas de su edad—.

“Ellos no vienen a la universidad para hacer una carrera, eso es lo principal y con lo que siempre entramos porque si no se crean esa idea. Al final de cuentas, ellos vienen a la universidad como cualquiera, a prepararse para la vida”, explica Cinthya Martínez, una de las coordinadoras del programa ‘Construyendo puentes’, el cual ayuda a estos jóvenes a desarrollar habilidades para valerse por sí mismos en lo académico, laboral y en la vida.

El proyecto consiste en integrar a jóvenes con discapacidad mental a la vida laboral y comunitaria, mediante el desarrollo de habilidades que les ayuden a desempeñarse en el ámbito personal y social de manera eficiente.

Sus edades oscilan entre los 20 y 24 años. Toman clases con sus compañeros del campus Sur de la Universidad Intercontinental (UIC) —que, en conjunto con el Centro de Adiestramiento Personal y Social (Capys), implementó el programa en esta institución— en las carreras de Nutrición, Psicología, Pedagogía, Turismo y Mercadotecnia, a las cuales les fueron realizadas adecuaciones en sus planes de estudios de acuerdo con las necesidades de ellos.

El mismo programa de desarrollo también es implementado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, y también era aplicado por la Universidad Iberoamericana.

“Buscamos en estas áreas algunas clases que a los muchachos les interesen, que les gusten, y hablamos con los profesores para que los integren dentro de sus materias, siempre con las adecuaciones curriculares que los chicos necesitan”, explica Cynthia.

En las tardes realizan actividades que sus demás compañeros no: toman talleres de habilidades sociales, de manejo de emociones, club laboral, taller de sexualidad, plática individual con un sicólogo, sesión grupal —donde hablan de las situaciones que pasan en su vida cotidiana y dentro del grupo— y manejo de comunidad —donde aprenden cosas como pagar teléfono, el agua, el gas, salir al boliche o a un bar con sus compañeros—.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2012 6.6% de la población con discapacidad a nivel nacional se encontraba en el DF, que en ese año contaba con 31.5 millones de hogares.

SOÑAR CON UN TRABAJO

Otro de los objetivos del programa es que los jóvenes prueben la vida laboral, por lo que, una vez listos, los muchachos ingresan como becarios a diversas empresas con las que el programa tiene convenio.

Farmacéuticas, bancos, empacadoras, entre otros, son algunos de los establecimientos en los que los chicos trabajan algunos días de la semana, por las tardes.

Para complementar su desarrollo, reciben asesoría del psicólogo Emiliano Silva.

“Tengo plática individual con cada uno de los muchachos, trabajo la parte personal, problemas que existan dentro o fuera de la escuela, con relaciones personales, relaciones de noviazgo, amigos y familiares”, dice Silva.

En la universidad, los chicos se encuentran cómodos, no los miran con reserva. Incluso cuando salen por café no reciben trato preferencial por su condición.

Al terminar la universidad, el programa Servicios de Apoyo a la Vida Independiente les da seguimiento para que reciban orientación en su vida adulta.

¿QUÉ HACER SI QUIERO PARTICIPAR EN ESTE PROGRAMA?

Este es el proceso para quienes estén interesados en ingresar al programa ‘construyendo puentes’

*Para que un chico con alguna discapacidad intelectual pueda ingresar a Construyendo Puentes:

—Los padres deben acudir a una entrevista al Capys.

—Conocer al alumno, sus necesidades, y se evalúa que el programa sea el adecuado para trabajar con el joven.

—Pasar por un proceso de adaptación, en el que el muchacho comenzará a asistir a las instalaciones y poco a poco irse integrando a la comunidad.

(Zaira Dámaso)