Campus Party, día uno: ¡esto es enorme!

Estoy engentada. Pero feliz. Cuando escribí que a este Campus Party asistirían quince mil personas, copié la cifra del boletín de prensa. Y luego pensé que quizá me había equivocado, que el dato tenía un dedazo o que alguien había hecho mal las cuentas. No podía ser. Quince mil personas son casi casi un concierto en el Palacio de los Deportes.

Pero no, la cifra era real. Ay güey. Es como mil ocho mil veces más grande que cuando se hacía en el DF. ¡Esto es como Ciudad Universitaria… pero con internet rápido! ¡Es una bestialidad de tamaño! ¡Me mareo nomás de ver taaaaaaantas cosas! Es inabarcable y abrumador y maravilloso.

El primer día fue de ver cómo la banda se instalaba, con sus dotaciones de sopas de vaso, bolsas papitas del tamaño de un sofá y torres de cajas de pizza. Algunos pusieron su minitiendita de abarrotes; otros su puesto con camisetas, estampas, peluches y accesorios electrónicos (muy útiles para gente despistada como yo que, en un lapso de cinco horas, perdí no uno sino dos cargadores de iPhone). Para el atardecer, aquello ya estaba armado. ¡Que arrrrranque la fiesta campusera!

La primera gran ponencia fue una muy inspiradora y divertida, con Denise Dresser. Ella habló de cómo tuitea en nombre de los que no tienen voz, medio regañó a los asistentes por no saber dónde está Ostula (pero no, porque la culpa es de los monopolios mediáticos), contó su experiencia como #LadyTelmex, mencionó la polémica del voto nulo e invitó a los futuros periodistas a levantar la voz y no conformarse. Recibió aplausísimos. Rockstareó.

También hubo una conferencia de prensa con Paul Zaloom, el actor que hizo a Beakman durante los noventa. Ahí contestó preguntas de algunos colegas nostálgicos, pero también dijo que le gustaría presentar en México su espectáculo de marionetas The Adventures of White-Man, una obra satírica que, según dice, nos caería como anillo al dedo.

 

Ah, y contó que esa tarde lo había llevado al mercado de San Juan de Dios y que estaba maravillado con el ruido, los colores y aromas. “No es choro de celebridad: es en serio”, nos dijo. Y adelantó que en su ponencia del día siguiente había incluído un chiste sobre Donald Trump, como para limpiar tantito la imagen de los gringos.

Qué emoción. Todavía faltan cuatro días. Ya les platicaré.

(Tamara De Anda)