De paseo por el barrio de Tacubaya

Podemos comenzar en el templo de Nuestra Señora del Carmen, más conocido como “La Sabatina”, en la esquina del Circuito Interior y Fernando Montes de Oca. La ermita original es de 1912; para los años cincuenta quedó concluida la iglesia principal, cuyo interior es sencillo y está decorado con vitrales de estilo moderno.

Este sitio es la puerta de entrada a la colonia San Miguel Chapultepec, que se trazó a finales del siglo XIX y conserva su ambiente tranquilo hasta la ac- tualidad. En ella sobreviven varias residencias que nos dan una idea del pasado del rumbo; por ejemplo, la de Protasio Tagle 94, la de Pedro Antonio de los Santos 92, la “Casa del Tiempo” de la UAM, en el número 84 de la misma avenida, o la privada de Juan Cano 187. Cruzando el Circuito Interior, ya en el límite de la Hipódromo Condesa, está la más famosa: hoy es la sede de la embajada de Rusia, pero data de 1911 y fue la vivienda de Jorge Gómez de Parada. En el mismo lugar se encontraba el casco de la hacienda de Santa Catarina del Arenal, más conocida como la Hacienda de la Condesa.

El culto a San Miguel Arcángel tiene su origen en la época colonial y ha pasado por varias ubicaciones cerca del cerro de Chapultepec. La parroquia actual, en José Morán y Juan Cano, fue reconstruida en 1948 sobre la estructura de un templo anterior. En la acera de enfrente se levanta el Centro Urbano Tacubaya, un conjunto habitacional de 1958, obra de Jorge Cuevas y Fernando Hernández.

En la calle de José Guadalupe Covarrubias, antes llamada Santiago, se grabó una escena de Los olvidados, de Luis Buñuel, cuando el Jaibo y sus acompañantes despojan de su carrito a un hombre sin piernas. Al fondo sobresale la silueta del Edificio Ermita, en Revolución y Jalisco, uno de los símbolos de Tacubaya desde su construcción en 1930, con su cine Hipódromo, ahora el Teatro Hipódromo Condesa. Este inmueble Art Déco fue realizado por Juan Segura y ocupa una fracción del enorme terreno donde estuvo la finca de la familia Mier.

De esta última sólo subsiste la capilla, dentro del asilo de ancianos de la Fundación Mier y Pesado, en Antonio Maceo 38. Es una réplica del Panteón de Agripa, en Roma, Italia, y aunque no permiten el acceso al público, se puede ver desde varios puntos en los alrededores.

A unas cuadras se ubica el Parque Lira, que fue el jardín de la residencia de Eustaquio Barrón, luego adquirida por Vicente Lira; de esta época queda un arco de estilo neoclásico en la entrada, creado por el italiano Javier Cavallari, y en el interior hay un concurrido skatepark, que se ha convertido en clásico de este deporte en la ciudad. El lado norte era parte de la vecina Casa Amarilla, modificada para albergar a la delegación Miguel Hidalgo; a un costado destaca la ex Capilla de Guadalupe, abierta en 1908, que hoy funciona como espacio cultural.

Por la avenida Parque Lira, que llevó el nombre de Torres Torija y más tarde de Vicente Guerrero, llegamos a la Casa de la Bola, que existe desde el siglo XVII. Su último propietario fue Antonio Haghenbeck, quien dispuso que se convirtiera en museo luego de su muerte; hay que hacer una escala para descubrir los objetos que guarda, explorar los rincones de la construcción y caminar por su frondoso jardín.

1.- El Edificio Ermita, inmueble Art déco de Juan Segura. 

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2.- El templo de Nuestra Señora del Carmen, mejor conocido como “La Sabatina”. 

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3.- En la calle de José Guadalupe Covarrubias, antes llamada Santiago, se grabó una escena de Los olvidados, de Luis Buñuel. 

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4.- La “Casa del Tiempo” de la UAM.

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5.- La Casa de La Bola existe desde el siglo XVII.

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6.- El skatepark de Parque Lira, que fue el jardín de la residencia de Eustaquio Barrón.

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