El lado B de… el Mercado de San Juan

Es uno de los grandes mercados de la Ciudad de México: lleno de color y vida. Puedes encontrar productos gourmet de alta calidad, además de ingredientes que te dejarán con la boca abierta (en más de un sentido): cabrito, chapulines, gusanos de maguey, iguana, armadillo y faisán. Además, se ubica en uno de los barrios más bellos y entrañables del DF. Conoce la historia y date un paseo por San Juan, un mercado como no hay dos.

Lo conocemos como Mercado de San Juan, pero su nombre oficial es Ernesto Pugibet: justo el de la calle donde se encuentra. Pugibet fue un empresario francés que llegó a México e instaló varias compañías, entre ellas la cigarrera El Buen Tono, ubicada muy cerca del mercado original (y que le dio nombre a otra calle), en cuyas bodegas fue reubicado el mercado en 1955.

El sitio donde se ubica siempre ha sido destinado al comercio: fue un tianguis en la época prehispánica, un mercado de esclavos durante la Colonia y, en 1850, abrió sus puertas como Mercado Iturbide. Todo por la ubicación estratégica del predio: muy cerca de viejos canales donde pasaban canoas con mercancía.

El nombre coloquial se debe al barrio donde se ubica, que de hecho es San Juan de Letrán. Si eres cuarentón, recordarás que ese es el viejo nombre de la calle que hoy conocemos como Eje Central. Es un lugar perfecto para comprar embutidos, quesos y enlatados de esos que antes del Tratado de Libre Comercio se conocían como ultramarinos (traídos de ultramar, pues).

Dicen los que saben que no hay que ir de compras cuando tienes hambre, pero eso no aplica aquí: mientras esperas puedes entrarle a unas tapas, a las pruebas de quesos y carnes frías, al vinito y hasta a un café. Va más allá de las tradicionales zonas de comida de los mercados públicos, porque lo propios encargados te invitan a ponerte cómodo y brindar con ellos.