Gore a la mexicana

El cuento se llama “Patente de corso”. Son apenas ocho páginas. Terminas de leerlo y sueltas una carcajada. Luego otra y otra más. Te detienes y te preguntas si algo está mal en ti. ¿Cómo puede ser tan divertida la historia de un adolescente que, tras fracasar en el intento de unirse a una pandilla, acaba siendo atacado una y otra vez por aquellos que supuestamente eran sus amigos? ¿Hay algo mal en ti que te lleva a sonreír con la desgracia de los otros?

Desde el título está clara la amenaza: Una mente enferma reúne una serie de historias que harán dudar al lector sobre su salud mental. Y es que es imposible no reírse con la historia de Miguel, un bibliotecario sordomundo que trabaja en una preparatoria y, también, un asesino serial en potencia. El silencio es la tapadera para sus más obscuros deseos: acostarse con sus compañeras de trabajo y con las alumnas, lastimar a los alumnos que se pasan de graciosos con él, entre muchas otras cosas.

Está también la historia de Roger, un adolescente que acaba de terminar con su novia y, para escapar de su triste realidad, cierra los ojos y escucha música a todo volumen. Pero cuando descubre que su hermano es quien está detrás de su ruptura, decide tomar una medida definitiva. Otra de las historias es protagonizada por Carmen, una actriz de telenovelas quien, incapaz de dejar ir a una amante, se convierte en asesina.

Sebastián también forma parte del catálogo de personajes, un treintañero que, obligado por sus padres, se muda a un pequeño pueblo para convertirse en maestro. Allá, en medio de la nada, conoce a Amelia, una adolescente de 15 años de la que termina enamorado, hasta que un violento narcotraficante lo hace cambiar de decisión. Las 156 páginas de Una mente enferma escurren sangre y carcajadas, y es una lectura que no tiene pierde.

Una mente enferma. Rafael Ferrer Franco. Tusquets. México, 2015. 156 páginas. 149 pesos.

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