La dosis perfecta está en tus viñetas

Por más que hace memoria, Alberto Montt no ubica el momento específico en el que empezó a dibujar. “Todos dibujamos —dice—, pero en algún momento dejamos de hacerlo”. Él no lo dejó. Apoyado por sus padres (que le celebraban “tal vez más de lo que debían”), nunca se alejó de sus monitos, aunque no sabía a dónde lo llevarían. Nadie en su familia se dedicaba a alguna disciplina creativa de manera profesional, así que Montt pensaba que vivir de eso sólo le pasaba a los “grandes y elevados cultores del arte”. Dice que se dio cuenta de lo contrario como a los 26 años… pero hoy, a sus casi 42, aún no le queda tan claro.

Se ha dedicado a la fotografía, a la mesereada y hasta a la carpintería, pero lo suyo siempre ha sido la ilustración. En 2006 creó el blog Dosis diarias, un pasatiempo que pronto se le salió de las manos y empezó a viralizarse. Su humor negro y el estilo de sus trazos hicieron eco en toda Latinoamérica. Pero para Alberto, eso que llamamos “estilo” solamente es la suma de sus incapacidades, es decir, esa única manera en la que sabe dibujar y resolver las situaciones en el papel.

Los temas que explora no tienen la intención de hacer crítica social ni pretenden dar una cátedra. Él dibuja lo que tiene en la cabeza para poder ordenarlo; cuando un tema le afecta y siente que tiene que hablarlo con él mismo, lo pone sobre la hoja. Con sus viñetas no busca generar reflexión, “a lo mucho invitar al pensamiento crítico”. Lo que dibuja es un reflejo de lo que le pasa en la vida cotidiana y le ayuda para organizar sus ideas; si le sirve a alguien más, está genial.

Ese tono desenfadado, nunca regañón, atrapó a miles de lectores que iban diariamente al blog y que hoy también siguen las viñetas a través de Facebook, donde además las pueden comentar. Dice Montt que siempre está pendiente a estas reacciones y mensajes. “Sería muy falso decir que no me importa lo que otros piensan cuando estoy poniendo cosas en internet”, dice. Y lo que más le gusta de esta democratización del humor es cuando alguien comenta en sus publicaciones y de alguna manera la complementa, pues le emociona la idea de que un dibujo suyo haya denotado algo creativo en otra persona.

Montt se la vive en línea. “La falta de internet es un pensamiento muy oscuro en mi vida —dice—. ¿Ves esa idea idílica de la gente que dice ‘Estas vacaciones quiero desconectarme en una playa solitaria’? Bueno, para mí eso es el infierno”. Cree que sin internet su carrera habría evolucionado de manera más lenta y, sobre todo, no habría tenido la libertad de seleccionar su contenido como le dé la gana y ser su propio editor.

En México, los monitos de Alberto Montt, colaborador de máspormás, gozan de mucha popularidad; tanta que hay ediciones mexicanas de dos de sus libros, lanzadas por Sexto Piso (un sello con el que Montt soñaba publicar): En dosis diarias 1 y En dosis diarias 2. Este segundo será presentado en la FIL de Guadalajara.

Esto no es lo único que lo une a nuestro país. Alberto creció viendo Siempre en domingo y escuchando a Agustín Lara. De hecho, el primer cuadro que recuerda haber visto de niño fue uno mexicano de un ave pintada a mano sobre corteza de árbol. Dice que no siente que viaja a México; siente que vuelve a México.

Por sus temas que apelan a la condición humana, la excentricidad de sus personajes y la honestidad de su humor, Montt se ha convertido en uno de los humoristas más importantes del continente. ¿Que si va a seguir publicando? Dice que mientras se siga divirtiendo, nosotros tendremos nuestra dosis diaria.

Alberto Montt en la FIL

Duelo de moneros
Salón Enrique González Martínez, Área Internacional
Trino, Jis, Liniers, BEF, Peter Kuper y Alberto Montt
Viernes 5 a las 20 h

Presentación del nuevo libro de Liniers, Macanudo 4
Salón 2, planta baja
Sábado 6 a las 19 h

Presentación de En dosis diarias 2, a cargo de Trino
Salón Elías Nandino, planta alta
Domingo 7 a las 18 h

(MIRÉIA ANIEVA)