La posibilidad heroica de hacer teatro

Adrián Vázquez se consolida como uno de los grandes talentos de las puestas en escena que se realizan en México.

El buen teatro tiene la capacidad de sacudir conciencias, y muy pocas personas tienen la voluntad y el valor de pararse sobre un escenario, abrirse el pecho y hablarle de manera honesta al público. Es la opinión de Adrián Vázquez, actor, director y dramaturgo que a lo largo de su carrera ha demostrado y comprobado la utilidad de las puestas en escena en la sociedad actual.

“El teatro nos demuestra y nos da una visión palpable de lo que puede llegar a ser una realidad”, expresa al terminar una función de El hijo de mi padre, una de sus obras unipersonales en la que aborda los antecedentes familiares de un hombre ultraviolento, una especie de cholo de Tijuana.

Una historia que, a través del humor negro, refleja la realidad de una parte de la sociedad mexicana invadida por la violencia.

Adrián es de Tijuana pero radica desde hace varios años en la Ciudad de México, a donde llegó a ser parte permanente del círculo de artistas teatrales.

Su primer contacto con su profesión fue en su ciudad natal, algo que recuerda como un evento traumático.

“Fue con el teatro escolar, una obra que se llamaba Guau guau vida de perro y era horrenda; ojalá que las personas que hacían esa obra en su vida se hayan dedicado a madrear a más gente, porque  yo salí de ahí odiándolo”.

Sin embargo, encontró al maestro correcto durante un verano en el que le sobraba tiempo. Fue él quien le hizo ver “las posibilidades heroicas del teatro” y sentir las ganas de que todo el mundo conociera su talento. 

“Yo crecí en Tijuana en una cultura en donde no hay movimiento artístico. Si tú le decías a alguien ‘yo hago teatro’ se burlaban de ti, te decían que perdías el tiempo o preguntaban si querías ser una estrellita de televisión”. Por eso, no reveló su verdadera pasión hasta que logró actuar en puestas en escena profesionales. 

Su ingenio no es una improvisación, Adrián se preparó en la escuela de tea-tro de Xalapa, a donde se mudó con su esposa y sus dos hijas con tal de seguir su pasión.

Boris Schoemann fue quien le dio la primera oportunidad de presentarse en un teatro defeño. Después de eso las ofertas fueron llegando; Hugo Arrevillaga y Luis Ayón fueron dos de los dramaturgos que se interesaron en él.

Actualmente, La Teatrería (Tabasco 152, col. Roma) presenta el ciclo Motivos del Arte con cuatro de sus obras hasta el 28 de febrero. Y ya trabaja en el desarrollo de una puesta en escena.

“Será sobre temas que nos duelen, tan arraigados y de desolación que ocurren en nuestro país. Tendrá nuestro sello caracerístico de vuelta de tuerca y humor negro”.

¿Cómo le ha hecho para mantenerse vigente en la cartelera teatral? Adrián asegura que con trabajo.   

“Si todo el tiempo estás buscando no tiene porque irte mal. Soy un privilegiado; yo para el teatro, de manera muy humilde, soy su soldado, su servidor”.

Adrián Vázquez

Actor, director y escritor de teatro.